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Voto de Razumikhin:
9
Intriga. Thriller. Terror El director de un colegio, el señor Delasalle, convive con su esposa y su amante, la profesora Horner. Pero las dos mujeres, cansadas de sufrir la constante tiranía y malos tratos del hombre que comparten, deciden que esa situación no puede continuar... (FILMAFFINITY)
15 de marzo de 2023
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
He quedado con Monsieur Clouzot en una cafetería de las afueras de Paris. Justo al otro lado de la Porte de St Cloud. Cuando llega, tarde, su cara de bruto no me inspira demasiada confianza. Trae con él un cartel que muestra el horror de lo que ha venido a proponerme. Entra y la música deja de sonar bruscamente. El pitido de una cafetera se eleva entre la cháchara habitual. Pido un pastis. Me traen whisky. Me gusta su color así que me lo bebo. Clouzot me tiende una nota escrita con tinta roja. Parecen apuntes para un libro de Poe. Leo lo siguiente:

Una furgoneta Citroën 2 caballos. Un internado para chicos. El director, la directriz y una amante. Un ojo morado. Un comedor atestado de pillos. Dos borrachines que saben latín. Un nutritivo pescado podrido. Un misterio. Un viaje por el infierno. Un juego entre Clouzot y el espectador.

¡Será flipado este Clouzot! Pienso divertida.

- Traga, me dice secamente el gorila sentado frente a mí. Clouzot me está mirando con los ojos muy abiertos. Ahora parece un pescado. Pienso en una novela de Maigret y en Philip Marlowe. Parece que esto va en serio.

- La presentación está muy bien pero ya veremos, respondo a su petición. ¿No tienes música? Esto parece cine dogma, añado tímidamente, bastante segura de que los apuntes rojos vienen con segundas. Clouzot no es trigo limpio y le pone precio al miedo. Acabo el segundo vaso como una autómata. Nada malo. No sabía que los franchutes hicieran buen whisky. Me piden otro vaso y sigo leyendo:

Suspense. Cine negro. Drama psicológico. Thriller. Angustia. Policíaco. Terror. Naturalismo. Maupassant. Le Horla.

- ¡Traga!

Clouzot me grita esta vez. Quiero levantarme y soltarle un guantazo. En vez de eso, me encuentro, obediente, bebiendo otro sorbo. Me da una arcada. Estoy mareada y enredada en su tela de araña. Es superior a mis fuerzas. ¡No es culpa mía!, quiero gritar. Hago un último intento por escapar de sus redes y digo con el hilo de voz que me queda:

- Va a ser imposible. No me convences. Las diabólicas son idiotas. ¿Por qué aguantan a un tipejo así? Protesto sin ganas mientras digiero la primera gran escena de la película. Tres días de luna de miel... Non.., non..., NON!

-No te preocupes. Déjalo en mis manos, lo tengo todo pensado. Voy a añadirle una escalera y un baúl enorme. Vas a ver. Me los suelta mientras me observa fijamente, como tomando medidas...
-Y unos quiméricos inquilinos, añade. Y una piscina, que siempre es sugerente. Más si está llena de mierda y el fondo no se ve. Y un tirachinas. Que lo lleve Monsieur Moinet.

-Todo esto suena muy críptico, Clouzot. ¿Acaso te crees Hitchcock?. El whisky me está envalentonando. ¿Y quién es Moinet? me atrevo a preguntar.

-Es un mentiroso, como yo, me dice suavemente Clouzot, colocando una mano gigantesca sobre mi hombro.
Me da un escalofrío.
-El final te va a encantar, me asegura, sonriente.

-¿No vas a tragar ahora que te mira todo el mundo?

Miro a mi alrededor. Clouzot tiene razón. La gente se ha girado hacia mí y me observan en silencio, como vacas curiosas. Tengo que tragar. Entonces, trago.

Elixir exquisito. Sabe a buen cine desde el primer al último minuto. Cóctel inclasificable que cumple lo que promete. Un viaje electrizante y pausado en busca del crimen perfecto. Un retrato del mal, desde el más concienzudamente cínico al más místico y pecaminoso, con tres actores en estado de gracia. Ambrosía cinematográfica. Pérdida de inocencia. Obra maestra. ¡Chapeau!

Cuando Clouzot me dice que no cuente nada de nuestro encuentro y se da la vuelta para marcharse, estoy temblando y empapada. La música vuelve a sonar, pero la cafetería ha cambiado. Los colores se han apagado. Un coro de niños me recuerda que estoy viva. Pero las risas suenan falsas. Las miradas son amenazantes o están vacías. Casi se puede sentir el olor a azufre que ha dejado tras él el diabólico maestro francés del suspense.

Siempre pierdo algo en mis tratos con Clouzot. Aunque no sé exactamente qué. Recuerdo vagamente haber firmado algo...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Razumikhin
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