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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
6
Drama. Romance Joan Stanley (Judi Dench) es una encantadora anciana que jamás ha levantado ningún tipo de sospecha… hasta que una mañana del año 2000 agentes del MI5 la detienen, acusada de proporcionar información a la Rusia comunista. Ha salido a la luz uno de mayores casos de espionaje del KGB y Joan es una de las sospechosas. Durante el interrogatorio Joan vuelve a recordar el año 1938, cuando estudiaba Física en Cambridge y se enamoró de un joven ... [+]
17 de diciembre de 2019
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Da la impresión de que, durante los años 30-50, los espías proliferaban en el Reino Unido como en ningún otro país del mundo. Gente educada, gente culta, gente solvente, gente de clase alta y media, se dedicaba a espiar con estupendo entusiasmo, a mayor honra y gloria de Pepito Stalin, el asesino del Kremlin (hoy hay otro en su lugar, pero todo el mundo mira hacia otro lado: como entonces). Trevor Nunn, avispado especialista en corte y confección, alejado de la gran pantalla durante bastantes años, vuelve por sus fueros con la historia de Joan Stanley, que en realidad enmascara la de Melita Norwood, una adorable anciana que había pasado secretos atómicos británicos a Rusia por amor a la humanidad, no al dinero. Una vez más, el cine inglés tan pulcro, refinado, perfecto en los detalles y... falto de alma. Pero la historia se sigue con interés, aunque conozcamos el final (nadie se atrevió a encarcelar a una dulce abuelita de 80 años). Falta, por supuesto, la tensión, la mala leche, el bisturí afilado de John Le Carré; en realidad, todos estamos deseando que la bondadosa Jane, a la que también traicionaron a cambio de un poco de amor y unos cuantos polvos, se saque de encima a esos estirados y reprimidos amantes del Brexit y vuelva a su casa a hacer calceta. Judi Dench, como era de esperar, borda el personaje con esos gestos apenas esbozados y sus miradas de soslayo, un papel hecho a su medida. El cuadro actoral que le acompaña es impecable, como en toda buena película british que se precie, y en todo caso destacaría a Sophie Cookson, Joan de joven, y a la morbosa Tereza Srbova. George Fenton acompaña con una buena banda sonora las imágenes (tampoco hay tanta música, como afirma mi amigo Boyero), y el efecto general es de amansada placidez. En efecto, Carlos, no ocurre nada malo por verla y oírla.
Eduardo
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