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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
4
Ciencia ficción. Terror Un gángster financia a un científico para crear cadáveres revividos con fuerza sobrehumana, que el primero utiliza con fines de venganza. La policía está desconcertada, puesto que las pruebas químicas apuntan a la naturaleza irreal de los crímenes. (FILMAFFINITY)
3 de abril de 2013
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veamos, el asunto es el siguiente: a un gangster le hacen la cama su socio y el fiscal del distrito, y de resultas va a parar a la cárcel, y encima le extraditan a Europa (aunque el guionista no sabé por qué, ni tampoco le importa). Una vez libre, ya sea vía huida o vía excarcelación (al guionista se la suda de nuevo), en lugar de recurrir a lo clásico, o sea, una buena pandilla de ashishins dispuestos a convertir en fosfatina a los cerdos que le encerraron, se lía la manta a la cabeza y recaba los servicios de un científico alemán (probablemente ex nazi), emperrado en revivir a los muertos mediante radiactividad, y con esos zombis, que obedecen sus órdenes orales (no pensemos mal) y a los que siguen mediante monitores gracias a los cables que les meten en el cerebro, comienza a dar buena cuenta de sus enemigos. Hasta que el avispado jefe de laboratorio de la policía, pipa en ristre, adivina el intríngulis y solicita la intervención del ejército para seguir el rastro radiactivo de los dichosos zombis. Todo ello enlatado en 66' por el hiperactivo Edward L. Cahn, un tipo que debía pulirse una película cada dos semanas, con ínfimo presupuesto y actores de saldo. Entretenida no deja de serlo, pero no consiguió depararme las carcajadas estentóreas a las que aspiraba. La buena noticia es que, dentro de su maldad, no ofende.
Eduardo
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