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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
7
Drama Una mujer, profesora de piano en un conservatorio, frecuenta cines porno y tiendas de sexo para escapar de la influencia de su dominante madre. Uno de sus alumnos se propone seducirla. (FILMAFFINITY)
7 de junio de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Erika es profesora de piano, cuarentona, rígida, constreñida. Vive con su madre. No sólo vive: duerme con su madre. En la misma habitación. Cama contra cama. Sabemos que su padre murió loco en un manicomio. No es de extrañar. Su madre es enfermizamente posesiva, entrometida, castradora, invade todo su espacio. Erika es severa con sus alumnos hasta la crueldad. Como es lógico, presenta diversos trastornos sexuales. Frecuenta sex shops y se encierra en esas tristes cabinas individuales para ver porno, olfatea los pañuelos de papel abandonados por los pajilleros. Merodea por cines al aire libre para sorprender a alguna pareja follando. Se inflige heridas en la vagina con una hoja de afeitar, hasta sangrar.
Abriga una fantasía: encontrar a un hombre que la domine, la sojuzgue, la maltrate, que utilice con ella cadenas, esposas, cables, látigos, máscaras, fustas, que la sodomice y la obligue a practicarle besos negros. Cree encontrarlo en un alumno, y para dejarle paso no duda en mutilar espantosamente a su mejor alumna. Él se resiste al principio, asqueado, pero ella no sabe que ha encontrado la horma de su zapato...
Tras el visionado de La pianista tuve que salir a tomar una copa. Ya sé que es una excusa barata, pero así fue. Una película espesa, dura, implacable con la condición humana, de ambiente desasosegante, asfixiante, una visita a los infiernos de la psique para avisarnos de que eso puede pasarle a cualquiera. Haneke es un tocapelotas de primera categoría. Por eso no he visto, ni pienso ver, sus dos Funny Games y Amor. Al fin y al cabo, dejar que te las toquen es voluntario, ¿no? El panorama humano de La pianista me interesaba más. Para estómagos fuertes, no la puede ver cualquiera.
Me preguntaba después, desde el punto de vista del cinéfilo inveterado, si es necesario rodar películas así. Aún no he localizado la respuesta, hasta tal punto me turbó. Naturalmente, y ya sé que me repito, nada sería igual sin la estremecedora interpretación de la grande grande grande Isabelle Huppert, simplemente excelsa en su papel. No sé de dónde saca energías este frágil pajarillo para encarnar personajes tan duros y terribles como esta Erika. Creo que sólo ella es capaz. Pienso en lo que haría Meryl Sreep en su lugar, y me entran vahídos.
Creo que es mejor verla que dejar pasar la oportunidad. Pero, insisto, no todo el mundo la soportará.
Eduardo
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