Recuerdo con gran nostalgia aquella serie de televisión de mi adolescencia, en la que sucedían muchísimas cosas en cuestión de 45 minutos. Martin Landau, su entonces esposa Barbara Bain y Peter Graves eran los cabecillas del grupo, junto con Greg Morris, el mago de la tecnología, y Peter Lupus, el forzudo. Aguardaba con ansia escuchar el hipnótico tema central de Lalo Schifrin y el desfile previo de escenas. Luego llegó Tom Cruise y todo cambió. Ahora va de salvador de la humanidad, mártir de la causa, cristo redivivo.
Misión imposible: Fallout es ideal para estos días de tormento canicular. Te dejas el cerebro en casa, buscas un buen cine refrigerado, a ser posible de los grandes (en Barcelona ya sólo nos quedan tres), y a dejarte llevar. El ritmo de la película es implacable, irrefrenable, ensordecedor y cegador. Nunca había corrido tanto por París y Londres, y mucho menos por Cachemira. No hay tiempo para pensar si existen lagunas en el guión porque, simplemente, te da igual. Has subido a un tiovivo y ya no puedes bajarte. Es Cruise y su pequeño ejército contra los malos. La cuestión es saber quiénes son los malos, porque todo puede cambiar en cuestión de nanosegundos. Los secundarios son buenos, y se nota que Baldwin se lo pasa de coña con su breve papel. Las chicas son, cómo no, guapísimas, y yo me quedo con Vanessa Kirby, como tonto... Cruise nunca ha sido un actor, pero ahora al menos ya se ha enterado y dedica todos sus esfuerzos al cine de acción: las misiones imposibles, los Jack Reacher, los Barry Seal, las de SF... Lo suyo es saltar, correr y romperse la crisma de vez en cuando con su manía de no dejarse doblar, y eso que ya gasta 56 tacos. En cuanto a la franquicia en sí, yo diría que hemos llegado al no va más, perro esto no depende de mí, sino de las arcas que se van llenando.
Se trata de una película de acción sin más, que nadie busque tratados filosóficos. Ahora bien, que en IMBD exhiba una calificación de 8,4 y se sitúe en el número 121 del ranking me parece absurdo y desaforado, una muestra más del mal gusto imperante. ¿Cómo es posible que Centauros del desierto sólo alcance un 8 y ni siquiera se cuente entre las 250 mejores películas de la historia? Mucho descerebrado tiene derecho a votar. Una pena.