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Voto de Charles:
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Terror. Fantástico
Para alejarse de su novio, Alison se muda a un viejo edificio en Brooklyn. Mientras sus nuevos y extraños vecinos le dan la bienvenida, Alison empieza a sufrir trastornos físicos y psicológicos que la hacen volver a un pasado turbio y traumático. Su confusión aumenta cuando la inmobiliaria le asegura que sus ruidosos vecinos no existen, que en el edificio sólo viven ella y el sacerdote ermitaño del piso superior. Envuelta en pesadillas, ... [+]
16 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más de una vez lo he pensado.
Si las paredes, o puertas, o sótanos, de edificios reformados en barrios antiguamente descastados pudieran hablar... ¿qué nos contarían?
El mundo lleva mucho en marcha como para no pensar que hay secretos insondables, bien enterrados bajo la máscara de agradable comunidad.
Ajena a esas ideas, Alison Parker busca casa.
Su vida es perfecta, con sus paseos en Central Park, su novio guapo y pudiente, un trabajo de modelo publicitaria que celebra su belleza juvenil... pero algo falta.
Un trocito de independencia, una casa propia, que alguien más avispado podría hilar con una vida familiar poco satisfactoria, marcada por el desarraigo y la realización de que el hogar nunca ha sido refugio. Antes de vivir con su novio, antes de la inevitable boda... quiere sentirse libre, como una mujer adulta se debería sentir
Por supuesto, el inmueble ideal no tarda en aparecer.
Si bien, una vez dentro, la convivencia heredada se impone sobre sus deseos, en forma de comunidad vecinal extraña y vieja como demonio, deseosos de participar de la buena presencia que trae una nueva inquilina joven y bella: Alison sonríe, con apenas un par de nerviosas miradas, pero los comentarios sobre su vida extra-marital se arrastran subrepticiamente por detrás.
Aquí los peligros de la vida urbana, debería rezar una inscripción en la entrada, donde nunca te libras del juicio ajeno y solo serás liberada cuando aceptes quedarte en tu apartamento, pudriéndote hasta los cimientos.
Por supuesto, es oro todo lo que reluce, y el Diablo sabe más de alquiler porque lleva milenios pidiéndonos la renta de esos nuestros fracasos que no puede olvidar nadie.
Pero, hasta el momento propicio, provoca bastante inquietud la historia de Alison Parker, la cual solo buscaba un pedacito propio, y acabó dándose cuenta de que es peligroso vigilar por mirilla eso que sube por la escalera.
Recomendable si alguna vez te han venido a la cabeza, a la luz del día, ruidos extraños que hayan hecho de madrugada esos vecinos que ahora te dan los buenos días.
Si las paredes, o puertas, o sótanos, de edificios reformados en barrios antiguamente descastados pudieran hablar... ¿qué nos contarían?
El mundo lleva mucho en marcha como para no pensar que hay secretos insondables, bien enterrados bajo la máscara de agradable comunidad.
Ajena a esas ideas, Alison Parker busca casa.
Su vida es perfecta, con sus paseos en Central Park, su novio guapo y pudiente, un trabajo de modelo publicitaria que celebra su belleza juvenil... pero algo falta.
Un trocito de independencia, una casa propia, que alguien más avispado podría hilar con una vida familiar poco satisfactoria, marcada por el desarraigo y la realización de que el hogar nunca ha sido refugio. Antes de vivir con su novio, antes de la inevitable boda... quiere sentirse libre, como una mujer adulta se debería sentir
Por supuesto, el inmueble ideal no tarda en aparecer.
Si bien, una vez dentro, la convivencia heredada se impone sobre sus deseos, en forma de comunidad vecinal extraña y vieja como demonio, deseosos de participar de la buena presencia que trae una nueva inquilina joven y bella: Alison sonríe, con apenas un par de nerviosas miradas, pero los comentarios sobre su vida extra-marital se arrastran subrepticiamente por detrás.
Aquí los peligros de la vida urbana, debería rezar una inscripción en la entrada, donde nunca te libras del juicio ajeno y solo serás liberada cuando aceptes quedarte en tu apartamento, pudriéndote hasta los cimientos.
Por supuesto, es oro todo lo que reluce, y el Diablo sabe más de alquiler porque lleva milenios pidiéndonos la renta de esos nuestros fracasos que no puede olvidar nadie.
Pero, hasta el momento propicio, provoca bastante inquietud la historia de Alison Parker, la cual solo buscaba un pedacito propio, y acabó dándose cuenta de que es peligroso vigilar por mirilla eso que sube por la escalera.
Recomendable si alguna vez te han venido a la cabeza, a la luz del día, ruidos extraños que hayan hecho de madrugada esos vecinos que ahora te dan los buenos días.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Sin lugar a dudas, el momento más terrorífico, es la figura desgarbada del padre abusador naciendo de la oscuridad del piso.
Alison se pasó la vida huyendo de él, y verle ahí es violar el santuario al que ella creía pertenecer.
El clímax, si bien no tan impresionante, es impresionante por lo exagerado: una jauría de locos desfigurados invaden los rellanos del edificio, las puertas del infierno abiertas, y Burgess Meredith les comanda a reclamar la libertad que gozaron en tiempos pretéritos.
Todo un festín horrible, que podría haberse moderado en tono, pero cumple su función de no dar por hecho que el Mal antiguo se ha erradicado de lo moderno.
Al final, Alison asume la función para ella preparada, y desde la ventana observará el río Hudson hasta que las fuerzas le fallen.
Apuntando a hilos desperdigados por la trama... ¿era mejor eso que la esclavitud de ser ama de casa cuando la belleza empiece a fallarle en su carrera publicitaria?
Alison se pasó la vida huyendo de él, y verle ahí es violar el santuario al que ella creía pertenecer.
El clímax, si bien no tan impresionante, es impresionante por lo exagerado: una jauría de locos desfigurados invaden los rellanos del edificio, las puertas del infierno abiertas, y Burgess Meredith les comanda a reclamar la libertad que gozaron en tiempos pretéritos.
Todo un festín horrible, que podría haberse moderado en tono, pero cumple su función de no dar por hecho que el Mal antiguo se ha erradicado de lo moderno.
Al final, Alison asume la función para ella preparada, y desde la ventana observará el río Hudson hasta que las fuerzas le fallen.
Apuntando a hilos desperdigados por la trama... ¿era mejor eso que la esclavitud de ser ama de casa cuando la belleza empiece a fallarle en su carrera publicitaria?