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España España · Madrid
Voto de Charles:
10
Animación. Fantástico. Romance. Musical. Infantil Una hermosa joven llamada Bella acepta alojarse en un castillo con una bestia a cambio de la libertad de su padre. La bestia es, en realidad, un príncipe encantado. Para romper el hechizo, deberá ganarse el amor de una preciosa dama antes de que caiga el último pétalo de una rosa encantada. (FILMAFFINITY)
23 de diciembre de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decían los creadores de esta historia que la clave estaba en los ojos de la Bestia.
Enfado, rabia, agresividad reflejados en un espacio mínimo, el último milímetro humano que queda entre piel, pelo y garras.
Pero también desamparo. Tras esas emociones, habitaba un alma humana consciente de que su momento ya pasó, de que es presa de su propio egoísmo, y solo le queda abrazar la corrupción de su naturaleza.

'La Bella y la Bestia' era la metáfora de la niña hecha mujer, que debe abandonar el hogar del padre para pasar a convivir con un marido velludo y no siempre afable.
Pero, en un giro maestro, Disney decide convertirla en algo tan precioso como la fábula de dos personas incompletas, que encuentran sentido en los brazos del otro. La Bella encuentra alguien que busca su humanidad y la Bestia a alguien que le muestre lo preciada que esa humanidad puede llegar a ser: ambos son para el otro la prueba de que algo más es posible.

La canción amable del principio no logra ocultar una realidad hiriente en la que Bella es menospreciada por tener ambiciones y pensamientos, de igual manera que los ojos de la Bestia revelan que no es feliz siendo el animal que merodea por los bosques. Detalles como esos construyen a dos marginados, en el mejor sentido de la palabra, descontentos con lo que se supone que deben aspirar.
Están en extremos opuestos, casi complementarios, que se empiezan a juntar desde el primer momento en el que se ven. La Bestia, oculta hasta ese momento a todos los ojos, incluidos los nuestros, amenaza con crear una barrera infranqueable: la del aspecto, que normalmente condiciona todas esas metas a las que debemos aspirar (las ponga Gastón o cualquier otro).

Hay que dar gracias entonces por alguien como Bella, la primera princesa que es mujer y no niña, la única que pese a todas las pruebas o tentaciones es valiente. Solo alguien como ella sería capaz de acercarse a un monstruo, en el momento de mayor violencia, para mirarle a los ojos. Justo lo único que él necesitaba.
Es ese punto en el que se derrite el hielo, y el invierno pasa a ser menos frío. Los sirvientes cantan mientras limpian un castillo lleno de amenazantes figuras demoníacas, haciendo que se parezca a un hogar, quizá limpiando un subconsciente lleno de fantasmas de dolor. La Bestia deja entrar a Bella en sus habitaciones y en sus prejuicios.
Finalmente, la deja entrar en su corazón. La Sra Potts canta lo que ya sabemos, que hay miles de historias más viejas que el mundo que hablan de lo mismo, y probablemente contadas no se entiendan... pero no hace falta hacerlo, cuando en ese salón dorado dos personas, despojados de apariencias que otros les habían dado, se ven y sienten por primera vez como les gustaría hacerlo el resto de su vida.

El poder transformador del amor es así: va más allá de inútiles dichos, de falsas apariencias. Lava tus heridas, te completa y ahuyenta el temor a un tiempo que se consume.
Casi parece un milagro que un mundo dispuesto al odio ciego de Gastón u otros se pueda amar, pero se hace: a través de todas las consecuencias, pese a todos los inconvenientes, con todos los detalles de la otra persona. No es un camino fácil, aquí también se cuenta, porque como todo camino tiene sus altos y sus bajos, sus renuncias y sus dolorosos pesares.
Pero se ama porque con solo ver a esa persona volver a nuestro lado seremos capaces de olvidarnos de todo lo malo.

Esas reflexiones recorren este cuento, aunque ni siquiera están a la vista, están escondidas en una vidriera narradora de viejas leyendas, o entre sombras de un castillo inabarcable, ocultas en cada gesto sutilmente amable que los dos protagonistas se dedican cuando no tendrían por qué.
Pero de vez en cuando se las ve, y entonces todo cobra sentido: el mismo que sintió Bella al mirar a los ojos a la Bestia.

La mayor historia de amor jamás contada.
Nunca se dijo verdad más grande.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Charles
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