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España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Comedia. Fantástico Han pasado cinco años desde que los Cazafantasmas entraron por última vez en acción. El doctor Peter Venkman, notable parapsicólogo de persuasivos encantos, ha quedado relegado a maestro de ceremonias de un programa de televisión donde se discuten fenómenos psíquicos. Ray Stantz y su colega Winston Zeddemore se ganan la vida entreteniendo a niños en fiestas infantiles, y el mago tecnológico Egon Spengler continúa sus investigaciones ... [+]
16 de julio de 2016
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Más de lo mismo.
Sería estúpido pensar que esta secuela aspira a ser otra cosa que un disfrutable festival ectoplásmico genialmente conducido por la vis cómica del doctor Venkman, Stantz, Spengler y Winston.
Pero a la vez, la pregunta que hacerse es: ¿hacía falta algo más?

'Cazafantasmas 2' comienza un año después que su primera parte, y quizá su acierto viene ya desde el principio: la catástrofe del muñeco michelín gigantesco no significó nada para la acelerada y apática población neoyorquina, obligando a los Cazafantasmas a subsistir en trabajos de poca monta por falta de actividad paranormal.
Lo que podría ser un truco de guionista para regresar a una situación en la que no tenga que estrujarse mucho la cabeza yo lo veo como una revalidación de lo que siempre será esta gente: cuatro mataos con más suerte que profesionalidad, ajenos al éxito y siempre más cerca del semi-fracaso. Esto era algo que la primera no perdía de vista, y es de agradecer que esta secuela tampoco lo sacrifique.
Los Cazafantasmas nunca tendrán el éxito y el aplauso de las masas, porque son una panda de raros cuya especialidad reside en no asustarse ante moco verde.

Por eso, cuando una nueva amenaza fantasmagórica se despierta, todos ellos se reunen de nuevo para tratarla, porque no podrían hacer otra cosa.
Llama la atención que, pese a tener unas mochilas de protones de lo más chulas, les veamos utilizarlas lo justo y necesario, porque lo verdaderamente interesante no es la acción, sino las interacciones de los cuatro amigos. Bill Murray se divierte colando gloriosos pullazos a todo el mundo, mientras Dan Aykroyd siempre se lleva la peor parte del trabajo, Harold Ramis pone cara de interesante ante cualquier cosa y Ernie Hudson aporta el necesario punto de vista del descreído para mayor efecto cómico.
Este grupo de investigadores de lo paranormal no necesita entretenernos en la acción y los efectos especiales, porque tienen tanta química entre ambos que les seguiríamos hasta el final, incluso si no apareciera un solo fantasma.

Aun así, claro que aparecen, y esta vez comandados por Viago, un tirano moldavo cuyo objetivo es renacer en el hijo de Dana para tomar Nueva York como su nueva dictadura.
¿Cómo cuaja algo tan dantesco en una comedia? Pues bajando a la realidad al fantasmón: es gloria pura ver a los Cazafantasmas interactuando con él sin dejarse aterrorizar por su antigüedad o poder, porque saben que alguien que quiera esclavizar a los habitantes de la ciudad no ha tenido mucho acierto en el lugar escogido para renacer. En esta tranquilidad, puede que poco respeto, respecto a los terroríficos entes de ultratumba también está la esencia de los Cazafantasmas, y una vez más la disfrutamos en todo su esplendor porque ellos nos la contagian y nosotros la celebramos.

Sí, Bill Murray parece algo pasota. Sí, el clímax hasta recicla otra cosa grande que cobra vida.
Pero que alguien se atreva a negar que no disfruta enormemente con este cuarteto de científicos que dieron la vuelta al terror que deberían inspirar los fantasmas, y lo convirtieron en pura y dura diversión.
Charles
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