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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Terror. Fantástico Cody es un niño huérfano adoptado por Jessie (Kate Bosworth) y Mark (Thomas Jane) cuyos sueños y pesadillas se manifiestan físicamente cuando él duerme. (FILMAFFINITY)
18 de julio de 2016
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas historias de terror hoy en día son extrañamente impersonales.
Da la sensación de que sus creadores piensan en los sustos o los monstruos, y se olvidan de los que reciben esos sustos, sustituyéndolos por algo parecido a replicantes que se comportan de forma humana, pero nunca nos transmiten empatía.
Por lo tanto, cada vez que despiezan al enésimo infeliz o la reina del grito de turno ve algo moviéndose en la oscuridad, nos da un poco igual: la conversación post-peli va a girar en torno a si el monstruo era original o no, y la valoración no va a pasar del "bueh, es entretenida".

Por eso resulta refrescante que 'Before I Wake', sin miedo alguno, le tire los tejos al drama más contenido sin olvidarse de los sustos y el monstruo: novedad nunca vista, si las personas de la pantalla nos importan, puede que hasta queramos verles superar el horror al que se enfrentan.
En este caso se trata de Jessie y Mark, una pareja que busca adoptar a un niño, y encuentran el perfecto candidato en Cody, un chico algo tímido pero a primera vista normal. No será hasta pasadas un par de noches que empiecen a darse cuenta de que su extraordinario don es hacer realidad sus sueños y pesadillas, fragmentos de sus ambiciones y recuerdos.
Ambos buscan que esa habilidad no le suponga un problema, y le permita dormir con facilidad como haría cualquier buen padre o tutor, pero pronto la naturaleza de esas fantasías encarnadas será demasiado personal como para dejar que pasen sin más.

Sucede una cosa: tanto Jessie, como Mark, como Cody, ansían algo que no pueden tener.
Jessie solo querría pasar otra Navidad, una vez más, con su hijo Sean, que podemos adivinar murió ahogado, quizás por negligencia materna.
Mark también querría a su hijo Sean de vuelta, y se deja seducir por los sueños de Cody que se lo devuelven, pero sabe que es mejor no anclarse a un pasado que se cerró, y busca construir un hogar con una esposa que no quiere eso.
Y finalmente Cody solo busca superar el abandono de diversas figuras paternas hasta encontrar una que le quiera, y que quizás pueda ahuyentar sus terrores nocturnos.
Resumiendo, cada uno tiene la pieza que le falta al otro, y si no se la dan respectivamente es porque no son capaces de expresar ese deseo entre sí. Ya nos hemos dado cuenta, en pequeños detalles, de esas piezas que faltan y permanecen, como estigmas de una herida que nunca cicatrizó bien: un cuadro de familia que se cuelga para ser esclavos de un recuerdo feliz, una caja que acompaña al chico adoptado a todas partes guardando el mundo interior que ni sus sueños ni sus padres le podrán arrebatar...

No hay que equivocarse, 'Before I Wake' es terrorífica en los momentos que debe serlo, pero elige basar ese terror no en la potencia del volumen al asustarnos, sino en lo hondo que nos han llegado las pérdidas de cada miembro de esta familia en proceso de quererse.
El enfrentamiento con los sueños de Cody se vuelve más y más terrorífico, hasta el punto de ser una bajada a los infiernos para sus padres adoptivos, pero al final se resuelve con entereza, revelando que ni ellos mismos son perfectos ni sus deseos merecían tanta consideración. Yendo a corazón abierto, con los sentimientos en mano, porque ninguno lo ha hecho en primer lugar.
Y nos gana ese sencillo gesto, porque sabemos lo mucho que ha costado hacerlo, y también todo lo que significa para Cody: que sus padres están dispuestos a sacrificar ambiciones personales, todo para que un niño pueda tener el calor de un hogar, algo que el azar le había quitado. Eso es, en definitiva, la familia.

Me niego a catalogar esta historia como "solo un drama" porque tiene demasiada comprensión del dolor, demasiado terror mostrando qué sucede si nos abandonamos a él, como para no tenerlo en consideración. Se podría decir que es un relato fantástico sobre la importancia de aceptar nuestros errores y aceptarlos, transformarlos en elementos de cambio más que traumas irreversibles.
Y Mike Flanagan nos deja un encantador detalle al final: que nuestras pesadillas son todo lo terribles que queramos imaginarlas, pero con esa misma imaginación podemos convertirlas en esperanzas.
Charles
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