Lo cierto es que es complicado ser objetivos con 'Fast & Furious 7'.
Sí, es la gran culminación (por ahora) de todo un camino asfaltado en velocidad, cierto machismo y macarrismo puro y duro. Pero también es un (in)cierto final a una saga que se ha agarrado a su identidad como un clavo, ha sabido reformularse entrega a entrega y ya ha construido cierta cuadrilla de personajes que, mínimamente, importan.
Es decir, una historia multiforme de la que sobre todo se puede alabar su capacidad de entretenimiento, y supervivencia. Puro cine popular, sin trampa ni cartón.

En esta séptima parte, es tiempo de venganza.
Como bien dice Dom "ya no basta con ser rápidos" y efectivamente, todos están furiosos. A un nivel justo, pero esencial, hemos visto a esta familia perder amigos, ganar guerras o perderlas, mantenerse unidos ante la adversidad. Y el pedazo cabronazo que es Jason Statham se lo va a poner duro para que siga siendo así.
Cual conejo Bugs Bunny, Deckard Shaw se divierte torpedeando escenas y apareciendo a repartir un solfa de hostias con un lanzagranadas en casi cualquier situación. Director y guionistas eligen poner a Shaw por encima del bien y del mal desde la primera escena en la que un brutal plano secuencia revela un hospital arrasado: tan seguro está que reflexiona ante la cama de su hermano mientras los heridos llenan el pasillo.

Poco importa la trama, pues encandena espectaculares acrobacias de automóvil con el simple motivo de dejarse llevar y no pensar en el poco trabajado 'mcguffin': no hemos venido para ver eso.
Hemos venido a ver coches, a ver a Dom vengar su familia, ver chicas espectaculares, luchas brutales y la carretera como campo de batalla. El resto se llena con el carisma de Vin Diesel, Dwayne Johnson y un Kurt Russell que parece disfrutar especialmente en su papel de gran jefe.

Inesperadamente, también, hemos ido a ver el final de las aventuras de Dom y Brian.
'Fast & Furious 7' deja también un emotivo homenaje a Paul Walker en sus minutos finales, que dejan un mensaje de amistad y lealtad como pocas veces se han visto.
Sin quererlo, la saga ha ido encontrando gravedad en sus personajes y su unión, por lo que saber que una de las dos piezas centrales de este universo no volverá a formar parte del camino deja un vacío, sí, pero no sin cierta esperanza: el camino se separa, pero puede que nos veamos al final de la carretera.

En el fondo, y a lo tonto, ya es un tiempo entre carreras urbanas.
Y probablemente no sea mala idea seguir un poco más.