Wilder no sólo busca el chiste fácil, otras veces puede ofrecernos la gracia porque sí dándole igual el contexto porque lo importante es desencadenar la risa. Wilder es bueno haciendo reír, lo consigue en numerosos títulos que firma y aquí en "En bandeja de plata" también lo logra en muchos momentos. Para ello cuenta con un impecable Matthau, lo cierto es que coincidimos la mayoría al señalarlo como gran culpable de que la película sea tan dinámica. Lemmon es uno más, y eso también es decir mucho. Sin embargo, Wilder no sólo busca la risa, que ya es mucho y está muy bien; utiliza la comedia para apretar, y fuerte, con una crítica directa a la triste vida de tantos que orbita alrededor del dinero, del vil metal, de los números, por encima de todo y a costa de todo.

Las historias secundarias que discurren paralelas a la propia trama quedan demasiado al margen, tal vez desaprovechadas, hablo de elementos del guión que no es que molesten pero tampoco acaban de funcionar como deberían. La risa aparece, que es lo que cuenta, la historia acaba sin excesivo dramatismo, como se esperaba viniendo de Wilder, y finalmente es posible darse cuenta de que se ha pasado un buen rato.