Me apetece hablar de una película que no trata de nada especial y en la que no sucede nada espectacular. "Un tipo serio" es la historia de un padre de familia judío sin grandes virtudes (si exceptuamos que es profesor de física) a quien de repente, y mientras la cámara de los hermanos Coen le siguen, sencillamente le sucede de todo. Llega un momento en el que cabe preguntarse si a este hombre le puede pasar algo más. No es una película para todos, no sale George Clooney.... pero la vaguedad de su mensaje es tan cierta que a mí me asusta, la película señala a la perfección la idea de indefinición de la existencia, porque si la física no sabe explicarnos qué es real, qué es materia, ningún rabino sabrá acertar con cualquier intento de explicar hechos de la vida, y eso es lo que me gusta de la película, que realmente da igual si somos ateos de ascendencia cristiana, judíos practicantes o satánicos. A según qué preguntas no hay respuestas.

Los Coen son judíos, "Un tipo serio" es una judiada que asusta ya desde esa introducción extraña y aún así me ha gustado. Pero lo que vence es el contenido, me da igual que dividan el universo entre ellos y el resto, judíos y gentiles, al final todos llegamos al mismo punto de incertidumbre existencial cuando optamos por buscar respuestas, ya sea a través del empirismo científico abstraídos de cualquier fe en profetas o por las creencias religiosas de esos mesías empujados por la divinidad que sea. No hay respuestas, de hecho, la idea más brillante que he escuchado nunca es de Leo Lederman, que no es un don nadie precisamente: el universo es la respuesta, lo suyo sería conocer cuál es la pregunta. Esta peli de los Coen por lo visto no gusta mucho y lo entiendo, el humor que destila no es para todos, lo sé, incluso se puede poner en duda que practiquen humor alguno aquí, pero mientras pasaba delante de mí la existencia de este pobre hombre he entendido que no acepte según qué hechos sin más, tal cual van llegando, necesita encontrar explicaciones porque es humano y punto.. Eso, judíos o no, pasa constantemente por nuestra mente: ¿por qué yo?; o ¿por qué no yo?