De todo lo que se ha dicho sobre "Carmen y Lola" lo más acertado es la afirmación que señala al mundo de los gitanos como inexplorado. Estamos hartos de ver documentales por la televisión, más o menos acertados, más o menos realistas, de una etnia que es a la vez visible e infranqueable, porque los gitanos son los primeros en distinguir su mundo del de los payos y no pasa nada por decirlo. Se puede describir su cultura, se pueden señalar sus rasgos, pero de ahí a hacer una película que además trata de la homosexualidad, supone una valentía que va bastante más allá de lo que esperaba.

Lamento detestar la cámara en constante movimiento, lamento odiar ese esquema del cine contemporáneo absurdo que empuja al operario de cámara a mover la imagen, siempre temblando, incluso en escenas que merecían reposo y calma. No es una película perfecta y mis quejas por ese mal uso de un recurso que sí en determinados momentos puede ser útil no empañan un guion estupendo, unas interpretaciones mayúsculas y un trato del tema de la homosexualidad muy acertado.

¿Qué decir de ellas dos?; una conoce su condición sobradamente y es valiente, la otra se lo encuentra y es aún más valiente, porque lo descubre de repente. Puede ser realidad o no, cuántas almas seguirán encerradas en el armario, cuánto silencio, cuánto miedo... No hace falta insistir en el machismo de los gitanos, en su conservadurismo, en su cultura. Ellas se lo encuentran y deciden tirar para adelante, lo cual nos hace sentir orgullosos...