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España España · Barcelona
Voto de Tithoes:
6
Terror El doctor Louis Creed (Clarke) se muda con su mujer Racher (Seimetz) y sus dos hijos pequeños de Boston a un pueblecito de Maine, cerca del nuevo hogar de la familia descubrirá un terreno misterioso escondido entre los árboles. Cuando la tragedia llega, Louis hablará con su nuevo vecino, Jud Crandall (Lithgow), desencadenando una peligrosa reacción en cadena que desatará un mal de horribles consecuencias. (FILMAFFINITY)
8 de abril de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: el siempre entrañable John Lithgow, quien padece lo indecible al ser ajusticiado por su buena (o tal vez no tanto) intención de ayudar al prójimo obviando su experiencia pasada, ya sea por instintiva omisión o consciente descuido (plantear la bidireccionalidad de la hipótesis se antoja elocuente pero desvelar qué opción es la correcta un gran error) bajo las advertencias de los carteles oficiales (concretamente “a veces es mejor seguir muerto” y “nunca vuelven igual”); la recreación de cierto accidente vial, no tanto por ser antológico (de hecho no es lo suficientemente explícito como para llegar a impactar de veras) sino por traducirse en la premisa de la sólida argumentación sobre la mitología defendida, fuertemente arraigada en las creencias indígenas norteamericanas hasta el punto de compartirla decenas de centenares de miles de patrióticos descendientes; el ritmo narrativo no hace sino crecer a medida que avanzan los minutos hasta su momento álgido, la visita al único emplazamiento puramente fantástico (tampoco se contabilizan demasiados pero se circunscriben en lo terrenal) que hará las delicias de los seguidores de la obra literaria y a quienes no la conocían hasta la velada que ocupa, provocando de buen seguro ailurofobia (el término legalmente aceptado para definir el encono a los gatos) en más de uno.

Lo peor: la licencia del autor para revisionar a su antojo (valga añadir que con más consistencia que en la anterior adaptación de Mary Lambert estrenada justamente treinta años atrás) muchos de los hechos más relevantes de la novela original que, sin incidir en ellos (a fin de no exponer eventos tan sorprendentes como controvertidos), contrariarán tanto a más de uno (en especial a los amantes de los acontecimientos primigenios) como el anuncio de una continuación antes del lanzamiento de la presente (supuestamente a modo de precuela para explicar los hechos antecedentes a los aquí narrados) aún más innecesaria (al menos a priori); la mayoría de sobresaltos son muy previsibles pero, atendiendo a las circunstancias (y adoptando una postura positivista), en absoluto desdeñables, ofreciéndose lo que precisamente se espera (contundencia de índole comercial con destellos de convicciones independientes) y, para aquel medianamente curtido en estos lares, una ocasión única de presumir de valía y caballerosidad, la primera por mantenerse impasible ante las situaciones plasmadas y la segunda por brindarle la oportunidad de ofrecer su hombro a aquella persona amada que desee se le arrime; el aprovechamiento de Lucas Lavoie, el actor más joven (en cuanto a edad) que, como todo el elenco, borda su labor pero involuntariamente.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Tithoes
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