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España España · Barcelona
Voto de Tithoes:
5
Terror Gente que desaparece sin dejar rastros, muertos que vuelven de sus tumbas, voces que se escuchan en los drenajes de agua, entes invisibles que asesinan personas, movimientos magnéticos que no tienen explicación. (FILMAFFINITY)
9 de octubre de 2018
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor: la recuperación, sin fisuras visuales (sí argumentales como bien se detallará más adelante), de la atmósfera propia del cine de los ochenta (aquella gloriosa época en la que prácticamente toda pieza que vio la luz es digna de mención), un nostálgico viaje al séptimo arte como tal que encandila sin remedio por una sólida puesta en escena similar a la Crush de Paul Haggis (varias personas sin relación alguna entre sí confluyen no casualmente sino causalmente por un determinado designio del destino) en un plano más metafísico y tenebroso; la clásica atracción del pasaje del terror (en vísperas de que se abran las puertas de los esperados parques temáticos Horrorland en Cercs y Scream nights park en Cambrils es un excelente ejercicio de preparación) se convierte aquí en película de la mano de un director que, en este su cuarto largometraje, con convicción y obstinación, firma un producto atrevido, divertido, emocionante, espeluznante e inquietante como pocos, ofreciendo un buen número de imágenes que restarán grabadas en el subconsciente durante mucho tiempo en una coexistencia de realidades paralelas identificadas con la luz y la oscuridad; la sensación de que ningún espacio es seguro (ni exterior ni interior, pues baños, cocinas, comedores y habitaciones infunden consternación pero también calles y jardines), un logro sin duda plausible que comienza con sonidos que se filtran y concluye con investigaciones que se descontrolan aprovechando todo objeto imaginable, desde camas hasta fregaderos pasando por un sinfín más.

Lo peor: la nitidez sonora brilla por su ausencia (en especial cuando se combinan voces y efectos) y, pese a ser una producción de presupuesto muy ajustado, dicho apartado debería haberse cuidado más con el objetivo de garantizar un visionado con una mínima calidad, cosa que se atiende tan poco (en multitud de ocasiones uno debe adivinar lo que los personajes pronuncian) como el devenir de la trama, paulatinamente decreciente en originalidad e interés (empieza triunfal y termina nefastamente, dejando más helado que los cuerpos misteriosamente retornados del más allá); la escasez de rigor en el guión (la absoluta falta de resolución de las historias es inentendible e inexcusable, por no mencionar que la introducción de cierta eminencia en fenómenos paranormales hace que la cinta derive en una peyorativa imitación de Insidious) invita a pensar que una aproximación tan descarada al género (con mayúsculas) como la que se propone debe seguir unas pautas menos extravagantes y precisas, pues la teoría de los planos dimensionales exige ser demasiado contemplativo e irracional, sobrevalorándose todo ello en territorio argentino con abundantes e inmoderadas campañas; el personaje de procedencia inglesa (extender lo siguiente al reparto en general se antoja ilícito al no observarse actuaciones ni mucho menos pésimas) provoca tanta urticaria como las molestias vecinales a las cinco de la madrugada que se relatan (propios y extraños las equipararán a su experiencia habitual) y los sobresaltos, la mayoría forzados sin ninguna coartada.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl
Tithoes
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