Cuando se anunció que Steven Spielberg iba a dirigir una nueva versión de West Side Story, soy de los que recibieron la noticia con escepticismo, sin tener claro que la obra maestra de 1961 (con el mismo nombre) de verdad necesitara un remake. Aún así, aunque responder a la pregunta de si de verdad era necesaria esta versión es un tema delicado, Spielberg ha superado el reto con nota, ofreciéndonos un musical fantástico que se cuela sin problemas entre lo más destacado del 2021.

Esta nueva versión de West Side Story se actualiza a los tiempos que corren con una puesta en escena más moderna, en el que cada detalle ha sido extremadamente cuidado, dando lugar a una genial ambientación. Los números musicales funcionan y están bien dirigidos, y su música sigue siendo tan satisfactoria como antaño. Por otra parte, los actores también realizan una gran labor a la hora de reinterpretar a sus personajes, siempre respetando la esencia de la obra original. En algún momento el ritmo disminuye y el argumento se ralentiza, además, tal vez el final no termina de resultar todo lo impactante que debería, pero se trata solo de pequeños detalles que no empañan la que por lo demás es una obra muy recomendable.

La sombra de la West Side Story original de 1961 es muy alargada, y quizás ese sea el mayor problema de este nuevo remake. Aun así, la nueva propuesta de Spielberg encuentra su hueco, y sabe hacerse fuerte en una puesta en escena tremendamente cuidada para dar forma a una película que destila calidad en todos sus apartados.