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Voto de elmaphias:
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Drama. Thriller
Han pasado 20 años desde que Mark Renton abandonara Escocia, y la heroína. Ahora, Renton vuelve a su Edimburgo natal con el objetivo de rehacer su vida y reencontrarse con sus amigos de toda la vida: David "Spud" Murphy, y Simon "Sick Boy" Williamson; al mismo tiempo que Francis "Franco" Begbie sale de la prisión con sed de venganza.... Secuela de 'Trainspotting' (1996), basada en 'Porno', la siguiente novela de Irvine Welsh. (FILMAFFINITY) [+]
1 de julio de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
T2: Trainspotting no está mal, se deja ver e incluso divierte. Pero aquí hemos venido a poner a parirla, así que comencemos.
Entre los rodajes de Trainspotting 1 y 2 han pasado 21 años, se dice bien pronto. Eso significa que los que más disfrutaron la primera, es decir, el público joven, ahora ronda o sobrepasa los 40 años. Al igual que sus protagonistas. Aquella primera película, de ritmo más frenético, más cruda y dura (aunque comparada con otras me sigue pareciendo “Bambi”) ha dado paso ahora a una secuela en la que priman la nostalgia y una especie de justicia poética dirigidas al mismo público, que ahora prioriza la seguridad y que arregla los problemas de sus respectivos países desde la comodidad del sillón de sus casas.
El recurso de la nostalgia es bien conocido, efectivo y, en este caso, prácticamente la mitad sobre la que se sustenta esta secuela. Y es que es difícil no esgrimir una sonrisilla ante las constantes referencias y flashbacks a la primera película.
La música continúa siendo una parte importante en la secuela, pero ni mucho menos es tan lograda ni tendrá el éxito que cosechó la BSO de la primera. De hecho, muchas de las canciones son las mismas de la primera pero ralentizadas, en consonancia al ritmo más pausado y al hecho de unos protagonistas ya mayores y que no han logrado hacer realidad sus sueños de juventud.
Y sobre el recurso de la justicia poética, lean por favor el SPOILER.
Basada el el libro “Porno” de Irvine Welsh, T2: Trainspotting es un puro ejercicio de nostalgia. Gustará en general entre el público poco exigente y medio contentará a los fans, pero no logrará ni una décima parte de la repercusión de la primera. Para un público más exigente, T2 es, como suele decirse ahora, un MEH mayúsculo, una oportunidad perdida o tirada a la basura.
Entre los rodajes de Trainspotting 1 y 2 han pasado 21 años, se dice bien pronto. Eso significa que los que más disfrutaron la primera, es decir, el público joven, ahora ronda o sobrepasa los 40 años. Al igual que sus protagonistas. Aquella primera película, de ritmo más frenético, más cruda y dura (aunque comparada con otras me sigue pareciendo “Bambi”) ha dado paso ahora a una secuela en la que priman la nostalgia y una especie de justicia poética dirigidas al mismo público, que ahora prioriza la seguridad y que arregla los problemas de sus respectivos países desde la comodidad del sillón de sus casas.
El recurso de la nostalgia es bien conocido, efectivo y, en este caso, prácticamente la mitad sobre la que se sustenta esta secuela. Y es que es difícil no esgrimir una sonrisilla ante las constantes referencias y flashbacks a la primera película.
La música continúa siendo una parte importante en la secuela, pero ni mucho menos es tan lograda ni tendrá el éxito que cosechó la BSO de la primera. De hecho, muchas de las canciones son las mismas de la primera pero ralentizadas, en consonancia al ritmo más pausado y al hecho de unos protagonistas ya mayores y que no han logrado hacer realidad sus sueños de juventud.
Y sobre el recurso de la justicia poética, lean por favor el SPOILER.
Basada el el libro “Porno” de Irvine Welsh, T2: Trainspotting es un puro ejercicio de nostalgia. Gustará en general entre el público poco exigente y medio contentará a los fans, pero no logrará ni una décima parte de la repercusión de la primera. Para un público más exigente, T2 es, como suele decirse ahora, un MEH mayúsculo, una oportunidad perdida o tirada a la basura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La película ronda constantemente sobre la idea de la traición. Begbie, Renton y Sick Boy continúan siendo unos delincuentes-hijos de puta-de cuidado que venderían a su madre por cuatro chavos, pero si bien el móvil para ser así en su juventud era ser el más listo de la clase, ahora el móvil es el rencor y las rencillas que existen entre ellos. Todos ellos son carne de cañón y durante el film todos se dan cuenta de ello y aceptan que lo serán durante el resto de sus vidas. Algo es algo. Así, esto no les impedirá continuar con sus planes de dar el golpe y triunfar en la vida (donde triunfar significa estar podrido de pasta), pero el final del film les deparará una especie de justicia poética en función de su maldad o bondad. Casi todos fracasarán en sus planes: Begbie vuelve a la cárcel, Renton y Sick Boy se ven abocados a una existencia gris y Spud, que aunque drogadicto es el más bueno de los 4, será el único que comenzará a ver la luz al final del túnel. Es justo.