Esta película nos narra las crónicas de tres amigos neoyorquinos que pasan por, bueno, complicadas situaciones de pareja. Muy al estilo de nuestros tiempos, dos de ellos viven sus relaciones de manera totalmente despreocupada y ligera, levantando féminas cada fin de semana, pero siguiendo una sencilla regla, no iniciar una relación en serio con ninguna. Para ello emplean multitud de ardides y técnicas, que pueden ser quizás lo mas rescatable de esta cinta que no termina de funcionar.
La historia resulta fallida debido a la manera en que apuesta por una moral caduca y un desarrollo demasiado típico de los acontecimientos, siguiendo nuestros protagonistas una evolución que resulta ya demasiado vista. A pesar de pasar por mil penas y penurias y a pesar de que el estilo soltero de vida inicial les reportara más diversion, los tres terminan por comprender que deben afianzarse y anclarse a una relación fija, siendo esta un poco la meta final y enseñanza moral de toda esta historia.
Se echa en falta algo más de originalidad en la propuesta, y, si bien el tener una pareja fija me parece un modo de vida respetable, no es para todos, y esta claro que los tres protagonistas acabarán insatisfechos de sus relaciones con el paso del tiempo, pues realmente no se ha dado en ellos un proceso de crecimiento adecuado.