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España España · Madrid
Voto de horacio:
9
Thriller. Drama Al aspirante a agente del FBI Eric O'Neill (Phillippe) le asignan como compañero al veterano Robert Hanssen (Cooper), del que la Agencia tiene razones para creer que está pasando información muy valiosa a los soviéticos. Para no levantar demasiadas sospechas, una de las supervisoras del caso (Linney) le dice a Eric que su misión será vigilar a Hanssen porque es un pervertido sexual. (FILMAFFINITY)
5 de junio de 2008
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobre la mesa, cerca de la miniescultura de la Virgen María, se ve un ejemplar voluminoso en el que se establece un severo dogma: El Catecismo de la Iglesia Católica. En los rostros del protagonista y su familia, el inmenso don de la fe. En sus cuerpos, oscuras tentaciones; en ciertas conductas... un tortuoso placer extraordinariamente unido al máximo enemigo de la propia religión...

Atrapa la atmósfera, la manera de contar esta historia real que causó impresionante impacto en 2001 en USA y el mundo entero y que se cuenta no más empezar la película: la detención de un espía que burló el sistema de seguridad que se suponía más afinado del mundo.

Atrapa la atmósfera de misterio, de redención y de inquietante sensualidad, a través de un excelente guión servido maravillosamente por un reparto excepcional. Todos están muy bien, todos sirven en bandeja de planta momentos memorables, desde el siempre grande Chris Cooper al novato Ryan Phillippe, pasando por las breves intervenciones cargadas de tensión en manos, nada menos, que Laura Linney, Kathleen Quinlan y Dennis Haysbert, quien ya descollara en la espléndida Lejos del cielo.

Deja muchas preguntas en el aire y un gran desasosiego en torno al tema de los débiles que pueden resultar los poderosos que protegen al mundo: grandes en poder económico y militar, débiles en la hipocresía de defender el mundo libre, y ellos mismos ser prisioneros de sus más bajas pasiones. Aquí, el protagonista, personaje real aún vivo, borda el rizo de varias perversiones, pero la que más le fascina será la que más le torturará eternamente: su arte singular e incomparable para anteponer su feroz narcisismo al exigente amor de Dios que reclama absoluta humildad.

Es una película densa, rica en sugerencias, llena de aciertos, capaz de sugerir debates apasionantes, además de resultar enormemente entretenida. Da pena cuando se acaba. Los extras tienen moderado interés. Pero, eso sí, todo el conjunto es un buen complemento a la bárbara historial real cuya información se puede rastrear en los medios de comunicación.
horacio
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