También podría subtitularse Atrapados sin salida. En su vano intento de ser diferentes sin saber cómo ni hacia dónde, los hijos de los influyentes burgueses de la sociedad estadounidense no pueden más que encaminarse hacia su ruina. Pero eso sí, todo contado con un excelente ritmo y en tono de la llamada alta comedia: un elegante ajuste de cuentas con lo peor del ambiente burgués.

El mundo "posible" está estratificado en el éxito empresarial y todo lo que ello conlleva: un vacío moral, una insensibilidad general, una estupidez desesperante que alcanza a determinadas necesidades sexuales exentas de pasión, y quienes se resistan lo pagarán caro.

Es la mejor película de Mike Nichols, que, además, se atrevió a decir esto sin ambages pero con gran sutileza de artista superior, aprovechando exquisitamente un lenguaje basado más en la sugerencia que en el testimonio evidente.

Sólo una actriz admirable como Anne Bancroft sería capaz de dar este tono impresionante de animal sexual descerebrado y decir, pitillo y copa en mano: Soy una neurótica.

Hoffman y Ross, perfectos: tan protegidos por el sistema y tan desamparados de sí mismos.

Esta peli sobrevive maravillosamente, tal vez por sus insólitas elipsis, su audacia en la manera de contar este conflicto aún hoy poco o nada visto en el cine-espectáculo. Por lo que sea, está llena de elementos de gran riqueza, además de que todas sus interpretaciones colaboran con gran talento. Lástima la insistencia en canciones que no se traducen. Algo típico en las VOs, ciertamente absurdo, pues son canciones que comentan o subrayan la acción y eso no tenemos más remedio que perdérnoslo.