Michael Cuesta es un director muy bueno, tiene en su haber un par de títulos de gran interés: El fin de la inocencia y L.I.E., ambos títulos sobre adolescentes, muy recomendables, en ellos se atreve con temas de los que el cine suele huir: la crueldad de los adultos surgida de una incomprensión que no se quiere resolver porque en realidad no toleran ser ellos mismos adolescentes.

En esta serie, primera temporada, dirige como si fuera una larga película. Cuenta con unos guiones que no defraudan nunca y unos intérpretes notables que tienen la inmensa suerte de contar con unos personajes formidables.

Se huye constantemente de los estereotipos de buenos y malos, aunque se definen las líneas maestras y se toma partido político. Un malabarismo magistral guiado por una protagonista fuera de serie, Claire Danes, quien asume el papel de una espía con extraordinaria inteligencia y conocimiento de causa... pero que debe ocultar a los altos mandos que padece psicosis, si deja de tomar sus pastillas se desbarranca...

Múltiples detalles en seres siempre interesantes, dentro de una galería de componentes psicológicos de primera línea. Nada sobra, nada falta, y se desea con entusiasmo la segunda temporada. El final de la primera es fantástico.