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España España · Barcelona
Voto de Psicólogo:
8
Western Oklahoma, 1889. Unos hombres acusan injustamente a Jed Cooper (Clint Eastwood) de haber robado ganado y no dudan en ahorcarlo. En el último instante, lo salva un comisario que trabaja a las órdenes del juez Fentom. Aclarados los hechos y demostrada su inocencia, el juez aconseja a Cooper que olvide lo ocurrido y le ofrece un puesto como comisario. Su misión será capturar vivos a los que intentaron lincharlo para que sean juzgados por el juez. (FILMAFFINITY) [+]
13 de julio de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film abre un debate en torno a la justicia y el modo de aplicarla. Su mensaje, claro: la justicia es demasiado valiosa para dejarla en manos privadas. Es pues, el Estado y el corpus legal quienes deben poseer el monopolio de su aplicación.

Los principales protagonistas representan modelos de justicia. Por un lado el juez, legalmente constituido, representante del Estado y también de Dios, demasiado solo, nos presenta un modelo de justicia deshumanizada; Eastwood representa la antítesis de la venganza ciega que conduce al linchamiento. Nada mejor que su comportamiento para dar ejemplo; Inger Stevens también desea verse ante los canallas que malograron su vida, aunque no nos queda claro el motivo: ¿pasar página, venganza, vencer el trauma, hacer justicia? Finalmente, los linchadores, ejemplo de la justicia irracional, sin garantías.

Absolutamente memorable la escena del ahorcamiento de los 6 reos, convertido en todo un espectáculo y ejemplo para el pueblo. El director se recrea largamente en este escenario, donde no faltan los sermones extáticos, los himnos, los grandes planos de la muchedumbre endomingada y el mercadeo comercial.

Igualmente memorables las breves escenas del romance entre Estwood y Inger, especialmente en la casa abandonada. El semblante inexpresivo de la Inger a lo largo de buena parte de la película encaja a la perfección con los efectos traumatizadores del ataque que sufrió (¿despersonalización, desrealización?).

En conclusión buena película, con excelente banda sonora, donde destaca la actuación del Pat Hingle como juez (¡pese a la edad le brillan los ojos!) y Eastwood
Psicólogo
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