Ni Parsons, ni Sheen, ni Fillion. Jon Cryer es el rey de la comedia televisiva y hay que decirlo. Cryer demuestra sus dotes de clown con su gestualidad exagerada y contrapuesta a la inexpresividad de su compañero.

Alan Harper, su personaje, es desgraciado, ingenuo, pardillo y pobre. Pero no solo eso: también es entrañable y es capaz de hacernos empatizar con él. Así como su hermano Charlie es mujeriego y rico, Alan nos recuerda al hombre de a pie, al quiero y no puedo constante que vivimos los seres terrenales como él. Tiene problemas en su vida sentimental, profesional y social y creo que hace tanta gracia porque sus situaciones, aunque exageradas, nos son familiares.

El elenco que rodea a Charlie y Jon tampoco es moco de pavo. Evelyn (Holland Taylor) y Berta (Conchata Ferrell) demuestran que son dos pedazos de actrices cómicas. Si bien el argumento no es para tirar cohetes (la mayoría de capítulos van relacionados con acostarse con una o con otra), la ejecución de éstos lo compensa (especialmente en las temporadas centrales).

Es una serie sin pretensiones. Quiere hacer reír y lo consigue.

Lo mejor: Jon Cryer y Charlie Sheen haciendo de Charlie Sheen.

Lo peor: La excesiva cantidad de humor escatológico.