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Voto de Baxter:
10
7.7
16,094
Drama
“La Gaviota” es un caserón situado en las afueras de una ciudad del norte de España. En ella viven Agustín, médico y zahorí, su mujer, maestra represaliada por el franquismo, y su hija Estrella. La niña, desde su infancia, sospecha que su padre oculta un secreto. (FILMAFFINITY)
9 de noviembre de 2007
53 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Diez años después de la reveladora y angustiosa El espíritu de la colmena, Erice firma El Sur, una de las más poéticas, sinceras y emotivas películas del cine español de todos los tiempos y que pasó injustamente inadvertida para el gran público. El Sur es una obra de arte de estremecedora belleza sobre la soledad elegida, el silencio y la ausencia, sobre el orgullo soberbio y la frustración que éste produce en las almas atormentadas por la nostalgia; El Sur habla de amores desterrados en el tiempo que vuelven a renacer (si es que alguna vez se marcharon) en el otoño de la madurez; trata sobre el peso de la memoria y el lastre de los recuerdos... de determinados recuerdos, guardados secretamente en el alma; del sufrimiento psicológico y de las circunstancias que obligan a elegir una vida diferente a la soñada. El Sur teoriza también sobre la incertidumbre y la perplejidad infantil ante lo inusual por desconocido, el encuentro con fantasmas contra los que debe luchar la infancia para abrirse paso hacia la madurez, la curiosidad ante aquel misterio escondido en la mente y el corazón de un padre enigmático, obsesionado, con una sensibilidad especial para poner en práctica los conocimientos y las artes de los míticos zahoríes, y que hunde sus raíces más profundas en otro tiempo y en otro lugar.
El Sur es una película incompleta. Se acabó el presupuesto cuando aún estaba previsto rodar casi una hora más y en ocasiones son perceptibles las evidencias de las lagunas ocasionadas por este hecho. A pesar de ello, su plasticidad, su lirismo y la visión amarga, intimista, audaz, que nos regala de un pequeño grupo de seres humanos no podrán nunca pasar desapercibidos. El personal homenaje de un artista del cine al mundo de los recuerdos ignorados, aunque nunca perdidos. Toda una sinfonía a la memoria tras el paso del tiempo.
El Sur es una película incompleta. Se acabó el presupuesto cuando aún estaba previsto rodar casi una hora más y en ocasiones son perceptibles las evidencias de las lagunas ocasionadas por este hecho. A pesar de ello, su plasticidad, su lirismo y la visión amarga, intimista, audaz, que nos regala de un pequeño grupo de seres humanos no podrán nunca pasar desapercibidos. El personal homenaje de un artista del cine al mundo de los recuerdos ignorados, aunque nunca perdidos. Toda una sinfonía a la memoria tras el paso del tiempo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El Sur te habla sobre el despertar adolescente y de la cercana calidez de los paisajes y habitantes del sur de España. Para Estrella (la niña y más tarde adolescente protagonista de la historia) un lugar idílico soñado desde antaño a través de rumores, postales, objetos y referencias familiares, un lugar en donde todo es color, luz, abundancia y alegría, el centro de los recuerdos y causa del progresivo declive de su débil progenitor. Pero también es el sur de las emociones, no tanto un lugar geográfico como psicológico, vital, trascendente en el devenir de los acontecimientos.
El Sur es todo eso y mucho más. Víctor Erice juega con la iluminación y el brillo de los ojos de los protagonistas de este bellísima historia de amor fraterno y de búsqueda de las raíces del hombre. Juega hábilmente con la iluminación al filmar a cada uno de los protagonistas de la historia de forma diferente: de la luz a la penumbra, en un continuo combate visual que facilita la sugerencia; utiliza lentos fundidos en negro para pasar de una escena a otra, como fulminantes anocheceres que marcan la pauta y el ritmo de la narración, aborda con total éxito las composiciones casi pictóricas de los encuadres, una fotografía irreal, iconográfica, resaltando los gestos, los estados de ánimo y los fríos ambientes del norte; en suma, una lección de lo que se puede hacer cuando evitas lo obvio, lo comercialmente rentable y las prisas por concluir una obra absolutamente intimista que demanda desde su concepto inicial todo lo contrario: un tempo lento, pausado, sugerente, metódico, que causa un rápido efecto en el espectador menos sensible.
La película nos muestra igualmente la capacidad resolutiva y estética de Erice para indagar en las relaciones del grupo de personajes que integran la historia: las de Estrella (Iciar Bollain) con su padre (Omero Antonutti), las de ambos con las dos mujeres andaluzas (con una contenida y lúcida interpretación de la extrovertida Rafaela Aparicio), las de los cuatro con las personas recordadas y que para algunos viven obsesivamente en el pasado de la memoria, las de todos con todos y con el entorno, las de él con su pesar y las de Estrella con la resolución vedada de aquel misterio paterno y el paso de los años.
El Sur es todo eso y mucho más. Víctor Erice juega con la iluminación y el brillo de los ojos de los protagonistas de este bellísima historia de amor fraterno y de búsqueda de las raíces del hombre. Juega hábilmente con la iluminación al filmar a cada uno de los protagonistas de la historia de forma diferente: de la luz a la penumbra, en un continuo combate visual que facilita la sugerencia; utiliza lentos fundidos en negro para pasar de una escena a otra, como fulminantes anocheceres que marcan la pauta y el ritmo de la narración, aborda con total éxito las composiciones casi pictóricas de los encuadres, una fotografía irreal, iconográfica, resaltando los gestos, los estados de ánimo y los fríos ambientes del norte; en suma, una lección de lo que se puede hacer cuando evitas lo obvio, lo comercialmente rentable y las prisas por concluir una obra absolutamente intimista que demanda desde su concepto inicial todo lo contrario: un tempo lento, pausado, sugerente, metódico, que causa un rápido efecto en el espectador menos sensible.
La película nos muestra igualmente la capacidad resolutiva y estética de Erice para indagar en las relaciones del grupo de personajes que integran la historia: las de Estrella (Iciar Bollain) con su padre (Omero Antonutti), las de ambos con las dos mujeres andaluzas (con una contenida y lúcida interpretación de la extrovertida Rafaela Aparicio), las de los cuatro con las personas recordadas y que para algunos viven obsesivamente en el pasado de la memoria, las de todos con todos y con el entorno, las de él con su pesar y las de Estrella con la resolución vedada de aquel misterio paterno y el paso de los años.