Para mi ha sido una completa decepción, siendo como soy un gran admirador del cine que realizan los hermanos Cohen.

Esperaba mucho de A serious man pero después de verla empiezo a pensar que los Cohen no atraviesan por su mejor momento creativo.
Película farragosa, espesa y profundamente aburrida, al menos para los gentiles que no acertamos a comprender la monótona pesadilla kafkiana en la que se ve sumido el protagonista (muy bien Michael Stuhlbarg), un judío perteneciente a una comunidad hebrea del Medio Oeste norteamericano cuyos códigos de confortamiento se nos antojan un poco complicados de entender.

El prólogo es lo más interesante de la película con ese humor negro característico de la pareja pero está metido con calzador y no se ajusta para nada al resto del film, da la sensación de que a los Cohen les apeteció incluirlo aunque no encajara con todo lo posterior. También hay algunos personajes secundarios interesantes como el vecino ultra o el alumno coreano, pero el conjunto se resiente de un guión en exceso farragoso que, al menos en mi caso, hizo que saliese del cine con una cierta sensación de hastío.