El pasado 25 de abril falleció el escritor británico Alan Sillitoe, uno de los hombres clave de la denominada generación literaria de los "Angry Men" (Jóvenes airados), que tuvo su prolongación en el cine con el movimiento "free cinema" que nos dio títulos tan notables como "Sábado noche, domingo mañana" (1958) de Karen Reisz y "La soledad del corredor de fondo" (1960) de Tony Richardson, ambas basadas en novelas de Sillitoe que también colaboró en los guiones.
"Fish Tank", segundo largometraje de Andrea Arnold, hace que uno al verla recuerde aquellas dos películas en las que los protagonistas eran dos jóvenes airados de clase obrera.

"Fish Tank" es la historia de Mia (extraordinaria la actriz debutante Katie Jarvies, premiada en varios festivales), una adolescente de carácter airado en conflicto con el mundo que le rodea: su madre, sus amigas, su hermana pequeña... que se mueve por impulsos primarios y cuya única forma de canalizar su inadaptación es a través del baile hip hop.

Andrea Arnold no juzga en ningún momento a los personajes, evita cualquier moralidad, y en esto radica la mejor virtud del film. La cámara sigue a Mia a todas partes y narra con gran realismo sus emociones y reacciones, y por ello recuerda el "free cinema" y el cine de Ken Loach.
Cuando se aleja de ese trazo documentalista y carga las tintas sobre el aspecto dramático es cuando "Fish Tank" pierde fuerza, se vuelve previsible y se hace excesivamente larga.

Ganadora del Premio Especial del Jurado del Festival de Cannes 2009, "Fish Tank" ("Acuario"; como metáfora de espacio en el que hay mucha vida) nos demuestra que cincuenta años después de que Sillitoe, Reisz y Richardson nos mostrasen una clase obrera sin ninguna inquietud social o cultural, las cosas apenas han cambiado, aunque ahora haya mucha más información y la tecnología haya avanzado. Pero en lo verdaderamente importante, en nuestra esencia humana, seguimos igual que entonces y no hemos evolucionado nada.