Qué mejor forma que empezar el año que con una apuesta de humor cargado de sátiras y que intenta devolvernos a los 70, se acaba de estrenar los que se quedan y no me cabe duda que más de uno se quedará con ganas de más películas como esta.
El film dirigido por Alexander Payne y protagonizado por Paul Giammati y Dominic Sessa quien debuta a lo grande, y bajo el amparo de un presupuesto de 27 millones han conseguido una comedia bastante larga y que, puede no ser del agrado del público más joven.

Objetivamente, destaca por un guion inteligente y unas actuaciones de lo más audaces que puede verse lastrado por un apartado sonoro no tan brillante, especialmente por la banda sonora, mira que hay hits en los 70 y solo nos pusieron unos christmas aaaiiish. Nuestra nota es de 8 y tanto el público como la crítica siguen ese patrón alcista.

Por lo personal, esperábamos una comedia muy interesante y salimos del cine satisfechísimos, pues es una obra divertida, que además de humor, tenía toques justos emotivos y si bien no viene a cambiar las pelis de colegios, si que lo hace de un forma innovadora sin hacer gala de violencia o sexualización, donde el lenguaje soez se cambia por comentarios jocosos e ingeniosos que muestran la desigualdad entre clases sociales, aun sin deshumanizar a las personas.

Lo que más nos gustó fueron los diálogos de aula que eran hirientemente divertidos y por su contraparte, recalcamos que se nos hizo un tanto larga aunque necesaria para trabajar la dinámica entre los personajes.

Si os gusta esta clase de películas, aconsejamos que conozcáis a EL GRAN LEBOWSKI, si os gustó la introspección de la sociedad que realiza el director, no perdáis la oportunidad de ver UNA VIDA A LO GRANDRE y si el protagonista no os robó el corazón, seguro que si os robará unas risas con ENTRE COPAS.

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