Ya di mi opinión sobre la primera temporada de esta serie y lo cierto es que poco ha cambiado mi manera de verla: es un producto bastante protocolario, hijo de su tiempo en todos los aspectos, que toma prestadas las dinámicas meta-referenciales de "Scream" y algo de su humor, las sublimaciones familiares de "Halloween" y que sin embargo yerra a la hora de generar suspense o auténtico terror. A efectos prácticos, es un slasher "tipo" cuyas prerrogativas sociológicas se basan en una sororidad ya afincada en un género de la que es hermana por necesidad.

Sus protagonistas acumulan cierto carisma a medida (por tener una temporada a sus espaldas, más que nada) y aunque los conflictos de aquélla reaparecen puntualmente resulta bastante chocante que gran parte de ellos han sido solventados con un puntapié. Más de la mitad del grupo protagonista ha erradicado casi por completo el arco que las caracterizaba hace un año y, pese a que llevado con cierta agilidad, cuestiona la relevancia de gran parte de lo visto y plantea su futilidad.

Hay mucho de improbable y que requiere de un tratamiento humorístico (al espectador que se acerque a ella debe pedírsele que acepte rebajar su nivel de abstracción) que no siempre consigue. No obstante, es apreciable en la medida en que posee una buena factura técnica y que trata de atenerse a ciertas convenciones del género. Tal vez sea un tanto irritante el forcejeo de su trama con un retrato bastante poco fiel y estandarizado de la diversidad social pero si uno ha llegado hasta aquí es porque lo asume como tropo identitario de un género que se resiste a morir.