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Voto de zebisded:
5
27 de octubre de 2019
16 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la línea de "El Lobo...", "War Dogs" o "Veep", y con el intro de "basada en hechos reales", la película se presenta como un testimonial de un grupo de strippers muy cercanas a los altos ejecutivos de Wall Street durante los años de la crisis financiera de las supbprimes, que cometieron su particular estafa aprovechando sus encantos y con la ayuda de un cocktail de drogas. La cinta va degenerando pronto, en una "chick-flick" sobre dos "luchonas" y su familia de strippers donde todos los hombres son cerdos o bobos peces que muerden fácilmente el anzuelo (o ambos), con un nivel de actuación propio del canal Lifetime, olvida su estructura original, y alarga demasiado el inevitable final. Ni Rosalyn Keo es la Loba de Wall Street ni Scarfaria la Scorsese femenina. Película sobre engaños y estafas que a la final resulta ser exactamente eso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En "Tower Heist" o "Dick and Jane" los protagonistas son personas honestas devenidas en aspirantes a criminales como única forma de recuperar lo que la codicia financiera les despojó y por eso terminamos hinchando por ellos. "Hustlers" falla en generar cualquier tipo de empatía por estas strippers cuyo drama consiste en que los clientes pasan a recompensarlas con billetes de $20 en lugar de 100 y a exigirles sexo oral. Más allá de un generalizante discurso anti-capitalismo y anti-finanzas ("todos los banqueros son ladrones") no hay ningún tipo de justificación o coartada para estas extrañas Robin Hoods que en lugar de repartir a los pobres el dinero robado a los ricos se lo terminan dando a las grandes corporaciones de la moda vía compra de bolsos, botas y abrigos de diseñador. Luego de ser durante más de 1h30 un testimonio de una sóla voz el filme pierde los papeles y se multiplican los testimonios, la testigo imparcial deja de serlo por el llamado de la solidaridad femenina (es una chick-flick, no lo olviden) y finalmente terminamos esperando el momento que reciban su merecido (al menos aquí en Latinoamérica donde suena demasiado cercano al fenómeno de las bandas de los "dulces sueños" que ya llevan muchos años operando)