Decir que Anthony Hopkins mejora toda película en la que sale es una obviedad. Su elegante e imponente presencia impone respeto.
Aquí comparte cartel con el exitoso Ryan Gosling (el auténtico protagonista, por cierto) y un buen puñado de secundarios habituales.
Noto que el guion puede estar perfectamente inspirado en las joyas del mago del suspense. Incluso en la música de los hermanos Danna percibo cierta influencia de Hitchcock.
Es un thriller con asesinato y una búsqueda de la verdad que no va a ser nada fácil para el fiscal. Es una trama con pocos artificios y aparentemente demasiado sencilla, pero que se guarda algún que otro as en la manga para sorprender.
Con otro actor en el papel de persona juzgada, podría haber sido aburrida, pero con Hopkins la cosa sube puntos. Aun así, no es una película sobresaliente ni notable para nada, pues tiene un ritmo lento en su parte central.
Lo mejor, para mí, la resolución de todo.