Es, ni más ni menos que una película más del calvo de "Transporter" Jason Statham. En este caso hace de policía (viva la originalidad) que está enfrascado en perseguir a un misterioso asesino japonés que cambia de cara cada poco tiempo. En un enfrentamiento su compañero muere, con lo cual deberá seguir buscando al asesino para vengarse.
Desde luego el guión no es para llevarlo a los Óscar, aunque hay que reconocer que tiene un par de giros argumentales prácticamente imposibles de predecir. Algo es algo.
Lo demás es una sucesión continua de peleas y tiroteos, no excesivamente espectaculares, la verdad sea dicha. Por cierto que es Jet Li el que tiene más presencia en las peleas y escenas de acción. Posiblemente hasta tenga más minutos que Statham.
Así que poco más se puede decir. Acción para desconectar el cerebro, pero sin destacar casi en nada. De hecho es una película de las que se olvidan con muchísima facilidad. Aunque no digo que sea mala.