Que el que hizo "Independence day" se encargara de resucitar a lo grande a este lagarto de origen japonés prometía mucha diversión. Pero no es así.
Tenemos un metraje alargado innecesariamente. Es larguísima y no hacía falta que lo fuera. El monstruo tarda muchísimo en aparecer, demasiado. Y no creo que con un argumento de esta categoría tuvieran que estirar tanto la introducción y la presentación de unos personajes que a la hora de la verdad lo único que tienen que hacer es correr.
El humor sobra, pero ya que se ponen a hacer estúpidos chistes, incluso en plena destrucción de Nueva York, al menos podrían haber sido graciosos (y no lo son).
Tienen también momentos de vergüenza ajena con patriotismo estadounidense exacerbado. La escena del chicle es abstolutamente patética.
Pero el colmo es que ni siquiera los efectos especiales son como deberían. No digo que el bicho esté mal hecho, pero tiene cosas que sí. La persecución de los helicópteros podría haber estado muy chula si los edificios no parecieran maquetas de cartón piedra gigantes. Para ser una película de 1998 no se ve nada bien esto.
Casi está todo dicho, pero nos rematan con la escena más emocionante del final con una manada de pequeños "Godzillas" que más parece estar pensada para que se rían los niños que para divertir al público en general.
Lástima de dinero empleado en semejante bazofia. Y lo malo es que después el colega Michael Bay cogería esta estructura para sus lamentables "Transformers".