Les informamos de que dentro de un par de días pueden llevar a sus hijos al estupendo campamento de verano que tenemos preparado para que aprendan inglés.
Ya están allí los cuatro monitores, a los que no conocen ni sus padres a la hora de comer, para pasar unos divertidos días antes de que lleguen los infantes.
Estos cuatro pardillos están ahí, en ese pedazo de caserío decadente y horroroso, una casa que si saliera en “Cuéntame” también parecería vieja.
¿Seguro que eso es un sitio apto para los niños? Pues tiene más roña que la casa de “El club de la lucha”. Podrían coger el tétanos o algo peor.
El maestro de ceremonias que está detrás de las cámaras quiere hacernos pasar mucho miedo. Así que cuando llegan los momentos “terroríficos”, se dedica a mover la cámara cual enfermo de Parkinson. De esta forma parece que pretende que nos pongamos nerviosos aunque nunca podamos ver bien lo que está pasando.
Como hay pocos personajes, hay pocas posibilidades de ver muertes, así que al guionista se le va la pinza y nos presenta a un nuevo tipo de criatura (ver “spoiler”) que no tiene ni pies ni cabeza.
Los malos actores, la mala dirección, fotografía y efectos especiales echan por tierra un guion que más o menos es entretenido y tiene ritmo (aunque durando 80 minutos tampoco es que eso tenga mucho mérito).
Pero es que está muy mal hecha. Parece un plagio de “Cabin fever”, que ya de por sí era bastante mala, por cierto.
Podría haber pasado por una producción de la extinta “Fantastic factory”.