He visto la película sin saber de antemano que ya tenían programado que esta saga va a seguir, así que me esperaba algo más cerrado. Pero independientemente de eso, que es subjetivo, creo que Yates sigue cometiendo sus mismos fallos, y lo peor es que se nota que cuando se lo propone, es capaz de hacerlo muy bien, que para eso tiene todos los medios y presupuesto posibles.
Una vez más, este mágico mundo tan maravilloso que comenzó con la piedra filosofal, en las manos de este director me resulta completamente desaprovechado. Tiene sus buenos momentos y sus virtudes, como es seguir explotando el universo de Harry Potter con perspectiva adulta, siendo al mismo tiempo una película centrada en los personajes y con un toque oscuro.
Pero si existiera una asignatura que se llamase “gestión del ritmo” en la hipotética escuela de cine de Yates, a este tipo le tuvo que costar trabajo aprobarla.
Al acabar de verla he entendido que esto es un puente y como la historia va a seguir no iba a ser un festival de guerras de varitas mágicas. Pero eso no es excusa para que, una vez más, se eternicen las escenas de diálogo y que la acción pase en un respiro, como si se la quisieran quitar del medio cual mosca molesta.
Los personajes principales ya fueron presentados, así que no me parece de recibo que se enrollen tanto en esta segunda parte, a lo que se añade que los nuevos magos que entran en escena tampoco es que tengan mucha presencia. Jude Law sale bastante poco. Eso sí, Johnny Depp, con su caracterización, sí que da bastante bien el pego, aunque no tiene el halo de mal rollo de Voldemort ni muchísimo menos.
Por cierto, Jacob sigue sin ser un personaje relevante. Menos mal que aquí sale bastante menos que en la primera.
La forma de narrar tampoco está muy conseguida. Aunque el argumento está cargadísimo de guiños nostálgicos a la saga Potter, el montaje es un poquito confuso y deslavazado. Hay “flashbacks” que se alargan mucho, y una gran cantidad de cosas que no quedan bien explicadas del todo. No llegan al extremo de lo de la mano de Dumbledore en “El misterio del príncipe” (que eso ya tenía tela), pero he salido con la sensación de no haberme enterado bien de todo lo que pasa, y eso que están mucho más tiempo charlando que lanzando hechizos.
Pues bien, me pasa siempre lo mismo con las películas que me decepcionan. Saco todos sus defectos y la pongo un poco verde como si en realidad me pareciera mala, pero no es el caso. Escenas como la primera aparición de Grindelwald o la parte final merecen la pena. Además, tiene la pinta de que lo que viene va a ser brutal. Esperemos que no pase como con la sexta y séptima de Harry Potter, que parecía que iban a ser la caña, y eso no se cumplió hasta la octava.
Podría haber estado muchísimo mejor. Yates sigue sin sacarle todo el jugo al “caramelo” que ha caído en sus manos. Aun así, no deja de ser una película de fantasía aceptable. Larga y pesada, eso también.