La música country, Méjico, el pasado como glorioso jinete de rodeo del protagonista y la propia fotografía, hacen que esta historia parezca claramente un nuevo western crepuscular de Clint, disfrazado de drama independiente.
Pero aunque Eastwood siempre sea un actor absolutamente respetable del que casi siempre merece la pena ver sus trabajos, aquí no ha hecho precisamente uno de sus mejores títulos.
Y es que, en su enorme filmografía hay películas tan buenas, que cuando baja el nivel, se nota mucho y puede decepcionar.
El actor hace una vez más de vieja gloria que no se achanta a la hora de resolver cierto problema, en este caso para buscar en Méjico al hijo de un amigo, el cual se dedica a las peleas ilegales de gallos al sur de la frontera.
Que la película no sea nada del otro mundo no es culpa de la actuación del reputado actor ni de factores técnicos. Simplemente, el guion es muy poco interesante, y a ratos incluso demasiado flojo.
Me quedo con el cierto carisma de Mike, así como la relación de amistad con el muchacho. Porque el fortísimo bajón de ritmo cuando se quedan en casa de la abuela mejicana, así como el pesado del gallo al que arrastran de aquí para allá, no me convencen mucho dentro de esta mezcla de western y "road movie". El film podría haber funcionado mejor con un trasfondo más dramático o interesante.
Por no hablar de algunas cosas que le vemos hacer a Clint (ligar con mujeres que podrían ser sus hijas, montar un caballo encabritado, vencer a tipos duros, etc.), que desde luego no son nada creíbles para un señor de más de ¡90 años!. Supongo que Eastwood es un poquito egocéntrico, y quiere hacerle una peineta a todo aquel que se meta con su edad.
A pesar de todo lo que he expresado, “Cry macho” no es del todo una mala película. Está bien contada y algo entretiene, lo único seguro es que a este hombre se le puede exigir mucha más calidad de la que nos ofrece aquí.