Una vez más, se acaba el mundo en el cine. Y una vez más, lo pasamos mal con una familia que tiene que ir de un punto a otro, con muchos problemas en el camino. El molde del cine de catástrofes está bastante explotado, pero siempre gusta si está bien hecho como es el caso.
Al igual que en “Deep impact”, llega un cometa y solo unos pocos privilegiados tienen pase para entrar en los refugios preparados para ello. También, como es algo totalmente previsible, hay trozos del cometa que llegan antes, que tengan trabajo los del departamento de efectos especiales y darle más vidilla a la historia, que aquí se centra totalmente en la familia protagonista.
Pues bien, el film no se excede demasiado con las escenas de destrucción, y tiene más drama y sociología del fin del mundo que piedras cayendo y explosiones (que también las hay).
Han sabido muy bien hacernos empatizar con los tres protagonistas. Gerard Butler, aquí un poco entrado en kilos, es un padre creíble. Pero la mejor del reparto es Morena Baccarin, una actriz con más carrera en la televisión que en el cine, y que aquí me ha sorprendido con una actuación bastante buena como sufridora madre.
Hay al menos dos buenas secuencias que tratan algo recurrente en el Apocalipsis, como es el egoísmo humano y lo crueles que pueden ser los que se quieren salvar a costa de los demás. En esos momentos se pasa un poco mal, aunque no haya una gran violencia.
Y también tiene algunos ratos tranquilos, pero el conjunto es bastante satisfactorio, con un estilo algo diferente a otras superproducciones del género más caras.
Lo que no me ha gustado es el abuso del movimiento de la cámara en determinados momentos, que para colmo suelen ser de noche. Así no hay quien vea nada. En fin, manías de algunos directores.