No es el único film que nos presenta a una familia en la que el padre se ve obligado y es capaz de hacer todo lo que haga falta por ayudar a su hijo con un problema médico. Ahí está la estupenda "John Q" y la mucho más desconocida "Inhale". Pero esta lucha entre Andy García y Michael Keaton es anterior a las mencionadas, y el tema médico es tan solo una excusa para una persecución de acción en la que el malo, precisamente, no puede morir.
Así que la premisa es bastante interesante, con unos actores de primera fila que creo que no habían coincidido antes, en un enfrentamiento de personajes con carisma, algo parecido un poco a lo que vimos en "Cara a cara", pero sin el derroche de acción de John Woo, claro.
De hecho, esta película realmente tiene pocas escenas de acción. Y lo que tiene es bastante convencional, sin que exista ninguna secuencia verdaderamente espectacular.
Más bien lo mejor es el duelo interpretativo, y ver cómo el protagonista lo pasa bastante mal a la hora de intentar resolver esta situación. Pero hay películas con psicópatas como este, que están bastante mejor. Eso sí, hay que reconocer que Keaton hace muy bien de malo.
Es de esas que se valoran mucho mejor si solo se ven una única vez, pues pierde mucho en los revisionados.