A este trío de leyendas vivas del cine (aunque Arkin sea mucho menos conocido para el gran público) esta película les viene muy pero que muy pequeña.
No es la primera vez que un grupo de veteranos actores se reúne para pasárselo bien y reírse un poco de sí mismos. Ahí tenemos por ejemplo a “Space cowboys” de Eastwood. Pero una cosa es eso y otra que les salga un resultado decente. Cuando en lugar de buen humor lo único que ofrecen es patetismo y ser caricaturas de sí mismos, pues queda algo tan nefasto como “La gran revancha” de Stallone y De Niro, o esta que nos ocupa.
La película empieza mal y no remonta en toda su duración, aunque lo intente.
Nada más ver a ese banquero imbécil maullando como un gato en pleno atraco con ametralladoras, y escuchando esa banda sonora tan machacona y fea que por momentos recuerda a la de “Los minions”, ya estaba viendo claro que esto no me iba a gustar.
Durante su pesada hora y media, solo tenemos un atraco muy descafeinado, momentos melancólicos de amistad, recuerdos de tiempos pasados y un poquito de crítica social muy poco profunda. Pero como película de humor, es mala porque no me he reído en casi ningún momento.
De hecho, no es solo que no tenga mucha gracia, sino que en algunos momentos es hasta para pegarse un tiro. Ahí tenemos esas secuencias tan “memorables” como el niño gordo o toda la escena del supermercado. Este tipo de humor tontaina y estúpido por el que se mueve la comedia americana de los últimos años, no me convence lo más mínimo. Pero todavía es más lamentable cuando se han prestado a ello los actores de “La huella” y “Cadena perpetua”. Se ve que, como viejos que son, ya todo les da igual y solo les importa pasárselo bien y cobrar un poco más.
Y encima, tiene ratos en los que se pone seria, y con eso solo consigue aburrirme más aún.
Lo único que me ha causado algo de risa es la aparición de Christopher Lloyd, pero sale tan poco que no sirve de mucho.