¡Silbemos todos juntos! Vamos a trabajar como esclavos construyendo un puente, pero con alegría.
Este es uno de esos escasos títulos de la historia del cine, en el que su música es conocida popularmente por legiones de personas que ni siquiera la habrán visto. Algo parecido a lo de “Carros de fuego” y el temazo de Vangelis.
Pero, aparte de contar con la marcha militar más famosa del cine (y que ni siquiera escuchamos completa en el film, curiosamente), veamos que tiene este clásico.
Pues nos lleva a un lugar remoto, lejos del frente, con un grupo de prisioneros de guerra británicos puestos a trabajar de manera forzada. Holden y Guinness están muy bien. Yo diría que esta es la película más importante de “Obi-Wan Kenobi” después del famoso episodio IV.
El padecer de estos hombres no parece gran cosa comparado con otras películas de guerra hechas muchísimos años después, pero hay que tener en cuenta que estamos hablando de un clásico respetable, con el buen sello de David Lean. Siempre tengo que reconocer el mérito de este cine antiguo que despliega medios cuando todo se construía desde cero y sin ordenador, y no había los presupuestos de hoy en día.
Uno de los mejores aspectos de la historia es la lucha del coronel con los japoneses, por mantener a sus hombres en un estado de dignidad en el que se cumplan los derechos humanos, a pesar del conflicto.
Aun siendo excesivamente larga y con partes de ritmo lento, está muy bien realizada. Por algo está hecha por David Lean. Podría decirse que está entre los mejores trabajos de su filmografía. Algo bueno ha de tener para que no me aburra ver a estos soldados trabajando y pasándolo mal en este campo. Eso sí, cuando la acción se va a la misión que hay fuera del campo, el film tiene tramos bastante pesados, quizás porque se tiran mucho tiempo sin hablar. Pero bueno, no es tostón durante todo el metraje.
Un gran clásico del género bélico, muchísimos años antes de que Spielberg lo reinventara.