En una de las primeras etapas de la carrera de Stephen King, el autodenominado "disparapalabras" escribía tanto que las editoriales le querían parar los pies para no saturar el mercado. Así que tiraron por la calle del medio y se inventaron el seudónimo Richard Bachman, con el que el autor de Maine publicó unas cuantas obras. Una de ellas se tituló en España "Maleficio", que es la que nos ocupa, de un tipo que sufre una maldición gitana y empieza a perder peso indefectiblemente.
Pues bien, como pasa en muchísimas adaptaciones de King, lo que funciona en sus novelas gracias a su inmensa capacidad de inmersión en el lector y su inaudito talento para mantener la suspensión de incredulidad con su forma de narrar, al pasarlo a la pantalla ya no queda tan bien.
Esta es, además, una de esas películas de saldo, en las que parece que se han gastado la mayor parte del dinero en pagar los derechos de autor y se echa en falta una mejor factura en efectos especiales, entre otras cosas.
Falla principalmente el maquillaje. Tanto la cara del gitano malo como las prótesis de silicona que lleva puestas el protagonista, chillan mucho a la vista porque se nota que son falsas. La papada del cuello es postiza y se ve a primera vista. Luego, al final, el personaje tiene ojeras y poco más. Aquí habría hecho falta una filmación de meses con Christian Bale como actor principal. Lo digo por lo que hizo en "El maquinista" con su peso.
Pero bueno, es lo que hay.
Como adaptación, es fiel, a pesar de que no logra enganchar ni transmitir las mismas sensaciones que la novela.
Al final, lo mejor de la película es Joe Mantegna y su subtrama, que encaja muy bien con este actor.