11 Óscars me avalan en mi postura. "El retorno del rey" es una de las mejores películas de todos los tiempos. Así, sin más, al nivel de "El padrino", "Ben-Hur", y cualquier otro clásico de cualquier época.
Un derroche de grandeza cinematográfica y maestría narrativa. El épico final de esta espectacular historia es enorme en todos los sentidos, incluyendo las casi 4 horas de duración en su versión extendida.
El asedio de Minas Tirith, la cabalgada de los rohirrim o la batalla de los campos de Pelennor son algunas de las mejores escenas jamás filmadas, a nivel de dramatismo, efectos especiales y emoción transmitida al espectador.
El elenco de actores, que a estas alturas ya sentimos a sus personajes como de la familia, están también mejor que nunca.
La historia, enmarcada en la guerra del anillo, nos deja vislumbrar una esperanza para este mundo, en manos del hobbit Frodo, cada vez más cerca del monte del destino, pero enfrentado a Sam por causa de Gollum.
El emotivísimo final, capaz de llegar a lo más profundo del alma de cualquiera que tenga un mínimo de gusto por el arte, se alarga quizá un poco, pero es que nunca nos querríamos despedir de la Tierra media. Así que Peter Jackson sabe tocar de manera magistral la fibra sensible del espectador después de tanta acción.
En resumen, el mejor colofón posible para una de las mejores trilogías del cine. Y recordemos que tiene 11 óscars, con lo cual quiero decir que no debo estar exagerando tanto como pueda parecer.