Brosnan vuelve al género que le hizo famoso con el agente más famoso, pero con un estilo mucho más minimalista.
La película tiene tiros, persecuciones y explosiones, pero en muy pequeñas dosis y de muy baja intensidad. Su base es un argumento con tramas políticas y de espías, que al principio es un poco difícil de seguir, pues tiene muchos personajes y saltos temporales relacionados entre sí.
Corrupción política y venganza se entremezclan también, todo ello junto con el pique personal que tienen los dos personajes principales por temas del pasado.
Además, la historia se desarrolla en varias localizaciones de Europa del este. Sin embargo, a pesar de todo lo dicho, está muy lejos de la espectacularidad de 007 o Jason Bourne. No es lo mismo, pero tampoco lo pretende.
Los actores cumplen con su papel. A Brosnan le sientan bien las pistolas, y a Kurylenko ir de víctima inocente también. Curiosamente, Olga fue chica Bond, pero no con Brosnan sino con Daniel Craig, lo cual es justo porque se llevan bastante edad. Al menos no fuerzan una relación que habría resultado poco creíble.
Considero que el director podría haber cuidado un poquito más el montaje y el argumento, porque como digo es un poco liosa de entender. De todas formas, al final quedan todas las cosas claras y aumenta un poco la acción, con lo cual podemos salvar de la quema a esta película. Es un tanto descafeinada para ser de espionaje. Le falta acción y tensión y le sobra intriga, pero el resultado no llega a ser malo tampoco. Simplemente es pasable.
Y habría que matar a los que han puesto el título en español. Si se llama “El hombre de noviembre” (cosa que tiene sentido en la película), ¿para qué lo cambian?