Marvel repite por enésima vez los esquemas ya conocidos de su universo de superhéroes. La diferencia de Tony Stark con el resto de personajes con poderes habituales es que éste no tiene ninguno. Tan solo poniéndose su armadura voladora diseñada por él mismo es cuando se vuelve invencible en la lucha contra el mal. Además, en su vida normal es un millonario egocéntrico en lugar de ser el típico "don nadie" que por casualidad adquiere la condición de salvador del mundo.
La ya muy vista forma de espolvorear un muy largo metraje con espectaculares secuencias de acción intensa, para tapar un guión lleno de escenas de relleno vuelve a campar a sus anchas.
Sin embargo, quizá por el carisma del personaje y la forma que tienen de mostrarnos como termina convertido en Iron man, la verdad es que no se hace aburrida, pues ni está infantilizada ni recurre al humor idiota.
Lo que sí se le echa en falta es un villano más carismático. El irreconocible Jeff Bridges hace muy bien su papel, pero meterse simplemente en una armadura más grande y más débil para luchar contra el héroe no da mucho de sí.
En cuanto a los efectos especiales, nada que achacar. Este tipo de cine está pensado para eso, como todo el mundo sabe.