Escribir sobre este bodrio sin usar palabrotas va a ser muy difícil. Lo intentaré, porque ha sido verla y entrarme ganas de vomitar. Y ya me explayaré con mis amigos.
Al igual que las quintas entregas de “La jungla” y “Terminator”, esta película destruye sin contemplaciones una gran saga de acción de los 80 con la que crecí, con lo cual el odio es doble.
¿Pero qué se ha creído el Shane Black este?
Coge a este impresionante cazador extraterrestre y hace una comedia familiar con toques “gore”, que ni al fan más incondicional de la saga ni al espectador más casual le puede gustar, salvo que el nivel de compasión cinéfila sea demasiado alto.
El hecho de copiar algunas frases clásicas y repetir la genial banda sonora de Alan Silvestri no logra salvar esta bazofia en la que salen depredadores, pero no parece de “Depredador”.
Y es que, señoras y señores, el único mérito que tiene esto es que, aunque pareciera imposible, logra algo absolutamente épico: ¡Es todavía peor que “Aliens vs. Predator 2”!
Tiene tantos defectos que enumerarlos todos de memoria es bastante complicado. Habría que haber visto la película tomando apuntes, porque la cosa tiene bastante tela.
Para empezar, el grupo de soldados es absolutamente patético. No solo no se preocupan por darle la más mínima motivación a estos “zumbados” (se meten en una misión suicida al parecer por puro gusto), sino que forman la típica banda de estúpidos e imbéciles payasos lamentables. ¿Alguien ve normal que en plena lucha con estos bestias depredadores, estén todo el rato contando chistes de “No te rías que es peor”?
Pues sí. Por mucho que nos pese, “Predator” puede catalogarse como comedia. Igual que podemos decirlo de “Guardianes de la galaxia” o “Thor ragnarok”, pero con la carga añadida de formar parte de una franquicia de acción, terror, violencia y ciencia ficción que era más o menos seria (hasta ahora, claro).
Un monstruo que hacía acojonarse hasta al mismísimo Arnold, ahora es objeto de burla por parte de los personajes, director y guionistas. He sentido una vergüenza ajena tan profunda, que casi la siento como propia por estar viendo esta solemne defecación. A los que odiamos el humor malo forzado, con esta película lo sufrimos a base de bien.
Y algunos se quejaban de la de Adrien Brody. Pero esa por lo menos era seria y seguía el patrón de supervivencia en terreno de caza.
Sin embargo, aquí han vomitado un argumento incoherente con las otras, pillado con pinzas, con cosas que no vienen a cuento. Tenemos un rollo con un niño autista, una doctora que lo sabe casi todo por ciencia infusa, unos enfrentamientos breves y patéticos (y con humor, que ya lo he dicho). Casi dan ganas de ponerse de parte de los bichos.
La verdad es que yo ya andaba un poco mosqueado con ese tráiler que no me decía nada. Además, la promoción ha sido bastante escasa. Ni siquiera en las páginas webs de cine que te sacan noticias de hasta cuando un actor se rompe una uña, casi no había nada de este engendro.
Ahora lo comprendo, no querían venderla mucho porque no se podía. No me esperaba demasiado, pero la realidad ha sido increíblemente peor.
Le deseo el más rotundo de los fracasos en taquilla por haberse cargado una saga tan estupenda.
Sigo en “spoilers”, que aún hay tela que cortar.