Para empezar, no se han complicado mucho la vida los guionistas con este supuesto thriller de supuesta acción con el antaño exitoso Bruce Willis. Es una historia demasiado sencilla y tópica.
Por lo menos al calvo actor le han dado una nueva oportunidad en el cine comercial estrenado en cines, pues su carrera está de bastante capa caída en bodrios del nivel de Nicolas Cage.
Como "remake" no puedo valorarla. Ni siquiera soy capaz de acordarme de si he visto alguna vez la de Charles Bronson, pero aun así estoy casi segura de que tampoco habría hecho falta esta nueva versión, cuando la película aquella no es conocida por mucha gente.
La película toca el tema de la segunda enmienda y el miedo a la delincuencia que impera allí, pero no lo trata con profundidad.
Tras la presentación de la familia feliz y el desagradable suceso que se va viendo venir, empieza la supuesta trama central. Y digo supuesta, porque en realidad tenemos que ver a Willis en el hospital y asistiendo a sesiones de psicoterapia, mareando la perdiz y de vez en cuando haciendo de justiciero. Su interpretación es tan sosa que se identifica con otros actores de su edad que, con todo el pescado vendido, se limitan a cobrar su sueldo y aprovecharse de la fama ya obtenida, trabajando sin ganas. Da igual lo que le pase, que apenas varía su gesto un par de veces en todo el film.
No me extraña que la película haya sido un relativo fracaso, porque no destaca en nada en absoluto.
Independientemente de que te guste más o menos, es completamente fácil de olvidar porque no nos cuenta nada nuevo y su acción no ofrece tampoco ninguna gran escena. De hecho, los tiroteos de este justiciero encapuchado (como hacía en "El protegido") son bastante breves y poco interesantes porque se despachan en un instante.
Lo malo es que tampoco funciona como thriller policíaco.
Eli Roth lo ha hecho muy mal. Su vena violenta está completamente amputada. Solo hay un momento "gore" en toda la película, y dura un microsegundo.
Es de esas que te pasas todo el rato esperando que despegue, y al final se te queda cara de tonto porque la única parte buena dura unos minutos al final.
Como Bruce Willis siga así, se nos va a olvidar que antes hacía películas decentes. Esperemos que la próxima "Glass" esté mejor.