Tal vez no sea gran cosa, pero como la vi de pequeño y no había visto nada de muertos vivientes, se me grabó en la memoria.
Es la típica historia de científico loco al que se le va de las manos su experimento. Lo que pasa es que el invento en cuestión es un suero fluorescente que revive a los muertos. Y como es de esperar, no vuelven con buenas intenciones.
Tiene un tono serio que desgraciadamente se perdió en las infames secuelas, que son totalmente olvidables.
Tarda mucho en arrancar lo bueno, pues se nos presentan tranquilamente a los personajes y sus motivaciones. El doctor West es una especie de Frankenstein moderno, un ambicioso loco capaz de lo que haga falta por llevar a cabo sus ideas. Jeffrey Combs encaja como un guante con su personaje.
Los efectos especiales de maquillaje son bastante buenos para su momento, y la traca final está bastante bien.
Los títulos de crédito son curiosos, con esa música de "Psicosis" actualizada.
Desde luego no es la mejor película de zombies que se ha hecho ni muchísimo menos, pero tiene un encanto especial para los que la vimos de pequeños en su momento. Es una de las pocas adaptaciones de Lovecraft (si no la única) que se puede salvar.