Bluey y su hermana Bingo son dos ¿cachorros? ¿niñas? de unos siete y cuatro años, respectivamente, que viven en Australia y protagonizan capítulos cortos en los que se cuenta alguna pequeña historia: un día cualquiera de guardería, un juego inventado por ellas, llegar tarde porque no están listas cuando deberían salir...

Cualquier momento del día a día es una buena excusa (hasta que los papás discutan mientras montan un mueble de Ikea) para hablar de la primera infancia y sus desafíos, de las contradicciones de los padres y, en general, de los problemas que enfrentamos adultos y niños.

Y todo está contando con una inteligencia, un humor, una claridad... hasta con momentos de poesía y, en definitiva, un buen hacer envidiables.

Realmente cuesta mucho encontrarle un solo fallo a la serie, tanto en forma como en fondo.

Si tienes hijos pequeños, o no tienes problemas en disfrutar de un producto inteligente y bien realizado, independientemente de que sea de animación, no dudes en darle una oportunidad a Bluey.

Por cierto, mención especial al doblaje (de España), pocas veces he oído unos diálogos que suenen tan auténticos, unas "niñas" que suenen a niñas, hasta la risa de la pequeña (casi de bebé) es una delicia.