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Voto de the return:
7
Drama El cónsul de Sodoma es un recorrido por la vida de Jaime Gil de Biedma (1929-1990), uno de los poetas más influyentes de la segunda mitad del siglo XX. Su vida es la historia de una contradicción: por un lado, pertenece a la alta burguesía y es ejecutivo de una importante multinacional; por otro, vive su faceta de poeta y homosexual que se rebela contra su entorno familiar e histórico. El sexo, el amor, la literatura y la lucha política ... [+]
17 de enero de 2010
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Haber seguido con dedicación su vida y obra es lo que tiene: decidirse o no a entrar en una sala de cine de provincias vacía con la incertidumbre y la desconfianza en lo que se va a ver. Hay dos opciones claras: echar a correr y refugiarse de nuevo en los versos impresos, a lo sumo una voz en un cd, o que se haga la luz en la pantalla, amenazante, y nos cubra con descarado pulso, sin esperar nada; abrir los ojos en lo oscuro y atreverse a lo que llega, y ¿por qué no? “hipócrita ’espectador’ mon semblable, mon frère“, ser curiosos y sentir la realidad como ficción, la ficción como una realidad.
Pasado ese momento, nada importa, porque ya desde la primera imagen del protagonista que surge con gesto amanerado no es preciso pensar demasiado. Es el actor de otras películas, es el poeta en otro nombre, es un personaje extraño que no sabemos de dónde viene ni a dónde va, que antes de descubrirnos un poema, prefiere enseñarnos “un corazón, un corazón infiel, desnudo de cintura para abajo“, dejando paso en seguida a un devenir de cuerpos que se entrelazan sin pudor. Nada importa (ya lo sabíamos), pero no hay motivos tampoco para desaparecer del cine. Tomémoslo entonces como una provocación y dejémonos llevar, de nuevo sin esperar nada.
Ya desde el principio se observa que en la película hay un excesivo empeño en demostrar su homosexualidad, como si lo que se intuía desde siempre se derramase de pronto queriendo salpicarnos, gritándonos que era verdad y que no hay por qué esconderse. Esa expresión de culminación en el mismo sexo se atenúa en los brazos de una mujer andrógina en el límite de la belleza, como el justo quiebro en la línea del cuello de un cisne, donde comienza a ser bello. En esta relación se advierte el agotamiento por lo que no puede ser, el imposible establecido, lo inalcanzable. Pero está bien ser amante y puta al mismo tiempo, sobre todo cuando queda el tiempo justo antes de vomitar la madrugada.
Jaime Gil de Biedma se ríe del mundo, pero el mundo le señala con el dedo constantemente y le escupe a la cara. Y el tiempo viste su experiencia de impotencia por no alcanzar el sueño de la plenitud en ser comprendido y amado. Ay el paso del tiempo, “el eco de los días de placer”, en que “todo es igual, parece que no fue ayer” anunciando “el sueño de otra vida más intensa y más libre”.
La actuación del personaje principal va creciendo a medida que avanza la historia y se hace cómplice en seguida con el espectador. Tenemos a un Jordi Mollà que se esfuerza en meterse en la piel del poeta y sería capaz de todo por quedarse en su voz para siempre, aunque llegue a vivir “sin belleza, sin fuerza y sin deseo“.
La voz en off del protagonista recitando los poemas acompasa bastante bien y encaja, elevando la película entre los incontenibles deseos del personaje. La decadencia en suma recitada en voz alta en el transcurrir de la vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
the return
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