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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
3
Aventuras. Bélico. Drama Año 1776, en plena guerra de Independencia entre los colonos de Nueva Inglaterra y las tropas del rey británico Jorge III. En Carolina del Sur, el viudo Benjamin Martin (Mel Gibson), heroico soldado en Francia y en la India, renuncia a combatir para cuidar de sus siete hijos. Pero la pacífica vida de la familia Martin se ve alterada cuando Gabriel (Heath Ledger), el hijo mayor, se alista en el ejército; mientras tanto su padre se ... [+]
14 de abril de 2014
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El patriota es una película épica de esas que gustan tanto, con un protagonista que es la hostia en bicicleta, un malo de una crueldad sin límites, cámara lenta a gogó y frases lapidarias en cantidades industriales. Es como la versión americana de Braveheart, como el remake mal hecho de una película con la que comparte protagonista.

Roland Emmerich dirige El patriota. Hay tres cosas de Emmerich que son indiscutibles: le gusta lo épico, su nivel como director es bajísimo y es alemán. Un tipo de Stuttgart ha dirigido algunas de las americanadas más infumables de los últimos años, como son Independence Day, 2012 o El patriota, que es la que nos ocupa. Vamos a partir de la base de que el guion de Robert Rodat ya es una felación en toda regla al tío Sam y a las barras y estrellas. El bueno de Bobby parece que moja hamburguesas en zumo de arándanos, conduce un Cadillac, tiene el himno de Estados Unidos a modo de despertador y se pone cachondísimo con un sombrero de cowboy. Tiene que ser así, porque si no, no entiendo cómo puede alguien llegar a deformar tantísimo la historia o, para ser más exactos, cómo puede extraer lo que le dé la puta gana, convirtiendo la película en un simple juego de protagonista contra antagonista. Dice el guionista que quitando a un par de soldados rasos, los británicos eran muy de ir matando mujeres y niños, pero los americanos, salvo contadas excepciones, eran unos buenazos que luchaban por defender sus derechos. Sí, lo de los derechos es cierto, pero no es que estuviesen combatiendo Pocoyo contra Predator, coño, matizar un poco no está de más, ¿no? Pues para Rodat, sí, está de más. El caso es que, con el escrito de Rodat en sus manos, Emmerich hace aquello que los grandes cineastas tanto aborrecen: intentar convertir cada escena en legendaria, cada diálogo en una revelación y cada paso narrativo en un giro inesperado. El resultado son escenas repetitivas, diálogos de vergüenza ajena y un relato en el que el espectador va varios pasos por delante. Emmerich, además, se hincha a meternos la cámara lenta hasta en la sopa a modo de videoclip rancio, para que se vean piernas arrancadas por balas de cañón y cosas así. Para que quede claro que esa guerra era muy perra. El maestro John Williams vuelve a hacer magia con su composición musical, pero Emmerich la encasqueta en las ya mencionadas pretenciosas escenas.

Mel Gibson está bordado. Es un cabeza de cartel soberbio, porque las cosas como son, cuando Gibson se pone, es un fenómeno. Entiéndase lo de "se pone". Junto a él, o más bien frente a él, está un Jason Isaacs que mantiene el pulso interpretativo haciendo que, gracias a los actores, los planos personajes que protagonizan la película tengan algo que decir. Heath Ledger está a un nivel fantástico, siendo otra de las piedras angulares de un reparto sublime que, por desgracia, no encuentra apoyo en los personajes, pintados con brocha gorda, o tal vez con fregona. En segundo plano, con buenos trabajos, Joely Richardson, Chris Cooper, Tcheky Karyo (lo de su personaje tiene tela) y el gran Tom Wilkinson, entre otros.

Resumiendo: El patriota hace honor a su nombre, vaya que sí. Es la gran paja americana. La historia que América desea; una película en la que se defiende que todos los hombres son iguales, aunque la muerte de las personas cercanas al protagonista sea más dolorosa que las demás; la historia de un tipo que salta por el campo de batalla bandera en mano y luego se descentra a la hora de disparar, con dos cojones; la eterna contradicción de la América que nos quieren vender, esa que queda retrata al intentar hacerse una autofelación y que luego presume de humildad. Que te jodan, Emmerich. Que te jodan, Robert Rodat. La historia merece una película mejor.
Grijander
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