Scream es un icono, de eso no hay duda. Una de esas películas que marcan a generaciones enteras y que forman parte de los clásicos de una época. Lo es, además, por méritos propios. Terror hay poco, sí, pero es una de las películas más disfrutables del género.

Wes Craven, ese genio del terror, homenajea al género (incluido él mismo) en una de las películas más divertidas que he visto en mucho tiempo. Hacía más de diez años que no le echaba un vistazo a esa película que consideraba "de miedo", y de repente me encuentro mirando la tele con sonrisa de gilipollas durante más de una hora y media. ¿Por qué? Porque ahora veo la mayoría de guiños, y los disfruto. Se nota que Kevin Williamson y Wes Craven saben de qué va el asunto. No hay escena sin guiño. Perdonad que sea pesado con eso, pero es que es así: solo las frases sueltas van por libre (y no todas). El guión de Williamson es ciertamente bueno, con algo que quizás ahora no sorprenda a causa de la cantidad de duplicados que han salido, pero que entonces fue un puntazo para el cine de terror, acostumbrado al chichinabo de tipo que va por ahí matando a lo loco (en la película se explican mucho mejor las bases del género). Craven, por su parte, demuestra como en la mayoría de sus películas que es un genio de la puesta en escena. Calcula al milímetro todo lo que tiene que estar en plano y cómo interactuar con el entorno. Brutal.

Ahora, lo jodido: las actuaciones. Neve Campbell es una actriz muy muy flojita. La descripción que hace sobre las protagonitas del cine de terror, le va que ni pintada. Courteney Cox nunca me ha llamado demasiado la atención en ningún sentido, pero aquí sale ganando por comparación. Skeet Ulrich está bastante flojo durante la mayor parte de la película, pero llega al aprobado gracias a un par de escenas legendarias. David Arquette, muy pobre. Su interpretación se antoja muy superficial, lo que tiene más delito cuando el personaje no es el típico de esta clase de películas y podría haberlo moldeado a su gusto. Matthew Lillard aprobaría, creo. El problema que encontrará la generación actual es que habrá visto Scary Movie antes que Scream, y se encontrará de repente con la sensación de que imprime demasiada comicidad a un personaje bastante apayasado de por sí.

Resumendo, que es gerundio: los que quieran terror del bueno, que se busquen otra cosa. Scream es una película que parodia con buen gusto un género tan trillado como el terror. La imitación o parodia es la primera forma de admiración, y se nota que tanto Craven como Williamson admiran y aman con locura lo que hacen. Con chorros de humor y un sinfín de guiños (de hecho, la película completa es un homenaje a Historias de la cripta), Scream queda en el recuerdo como una película única y Craven acrecienta su leyenda.